Caos descontrolado en la Mega Rodada del Terror: motociclistas ebrios y drogados siembran violencia contra inocentes en Cuernavaca
Cuernavaca, Morelos.– Lo que debía ser una simple rodada de motociclistas se transformó en una pesadilla urbana la noche de este sábado, cuando la Mega Rodada del Terror, organizada por el grupo Bikers Brothers, derivó en un pandemónium de violencia y destrucción.
Miles de moteros, impulsados por una letal combinación de alcohol y otras sustancias ilícitas, perdieron todo control, convirtiéndose en hordas agresivas que pusieron en riesgo la vida de transeúntes inocentes y arrasaron con todo a su paso.
El evento atrajo a más de cinco mil participantes, quienes recorrieron las avenidas principales de la capital morelense en una supuesta celebración de la adrenalina sobre dos ruedas. El plan incluía un cierre festivo con la presentación del dueto de Cachirula y Loojan, así como la rifa de una motocicleta reluciente. Sin embargo, la cancelación abrupta del concierto –un patrón preocupante que recuerda la frustración por el evento suspendido en el Recinto Ferial de Acapantzingo– desató la furia de estos “sujetos altamente agresivos”.
La mezcla tóxica de etanol, drogas y testosterona acumulada no solo amplificó su descontento, sino que los transformó en una amenaza pública, derribando vallas, destrozando mobiliario urbano y, en un acto de barbarie, incendiando una carpa improvisada junto con la motocicleta que sería el premio de la rifa.
Testigos aterrorizados describieron escenas dantescas: familias que huían despavoridas de las calles, niños expuestos al humo y al peligro de un fuego incontrolable, y residentes locales que veían cómo su tranquilidad nocturna era pisoteada por estos vándalos motorizados.
¿El perjuicio para la gente inocente? Incalculable: pánico colectivo, propiedades dañadas y una ciudad que, una vez más, paga el precio de la impunidad.
Y en medio de este infierno, ¿dónde estaban las autoridades municipales? Un cero a la izquierda, como siempre. Elementos policiales llegaron al Recinto Ferial con la habitual lentitud y falta de preparación, incapaces de contener el desmadre de inmediato. Ni una sola detención reportada hasta el momento, ni cifras preliminares sobre los daños materiales –que podrían ascender a cientos de miles de pesos, pagados con impuestos de los cuernavacenses honestos.
Esta ineficacia crónica no es casual: basta recordar cómo se cancelaron eventos previos, como el de Acapantzingo, sin planes de contingencia ni lecciones aprendidas. ¿Cuántas veces más permitirán que estos “fiestongos” sobre ruedas terminen en caos, mientras la ciudadanía sufre las consecuencias?
La Mega Rodada del Terror no fue más que un recordatorio brutal: cuando el alcohol y las drogas se mezclan con la arrogancia de los moteros, la línea entre diversión y desastre se borra. Urge que las autoridades dejen de ser espectadores pasivos y actúen con mano firme, antes de que la próxima “celebración” termine en tragedia irreversible. Cuernavaca merece paz, no este circo de violencia.
