Carisma versus iluminación: diferencias entre líderes carismáticos y políticos con visión trascendental
Es posible que algunos políticos se perciban a sí mismos como “iluminados” o que crean tener una visión única, superior o especialmente trascendental respecto a cómo deben gobernar o liderar.
Esta idea de “iluminación” puede derivar de varios factores, como una fuerte convicción ideológica, experiencias personales que consideran transformadoras, o incluso un sentido exagerado de su propia importancia y capacidad para influir en el destino de una nación o comunidad.
Este fenómeno no es nuevo y puede observarse en líderes de distintos momentos históricos. ¿Qué factores contribuyen a que un político se vea a sí mismo de esta manera?
Carisma y éxito: Cuando un líder político es carismático y logra éxito político temprano, puede comenzar a percibirse como alguien con una “misión especial”. Si recibe validación constante de sus seguidores o de la élite política, esto puede reforzar esa percepción.
Visión ideológica: Algunos políticos sienten que tienen una “visión” única para transformar la sociedad o el sistema político, lo que puede llevarlos a considerarse iluminados. Esto se ha observado en movimientos populistas, revolucionarios o incluso en líderes religiosos-políticos. Fue el caso de López Obrador en México.
Entorno adulador: Si un político está rodeado de personas que le alaban constantemente y que refuerzan su sensación de excepcionalidad, es más probable que empiece a desarrollar una percepción inflada de su propio papel. Los mexicanos tenemos mucha experiencia al respecto, debido al culto a la personalidad de ciertos personajes.
Experiencias místicas o religiosas: En algunos casos, políticos pueden afirmar haber tenido experiencias espirituales o místicas que los hacen sentir “elegidos” o con una misión divina o superior.
Sin embargo, esta sensación de “iluminación” también puede tener riesgos. Puede conducir al dogmatismo y al autoritarismo, ya que el político podría rechazar las críticas o perspectivas alternativas bajo la creencia de que solo su visión es la correcta. A largo plazo, puede llevar a un distanciamiento de la realidad política y de las verdaderas necesidades de la población.
Los políticos carismáticos y los que se perciben como iluminados no son exactamente lo mismo, aunque en algunos casos pueden coincidir. Aquí te explico las diferencias clave entre ambos conceptos:
EL CARISMA
El carisma es una cualidad personal que permite a un político atraer, inspirar y movilizar a las masas. Los líderes carismáticos tienen una presencia o una habilidad de comunicación que los hace destacar y conectar emocionalmente con las personas. Pueden no tener una visión “iluminada” o una misión trascendental, pero son capaces de persuadir y generar una fuerte lealtad en sus seguidores.
Las características más conocidas de quienes resultaron ser líderes carismáticos son las siguientes:
Habilidad para comunicar: Poseen un discurso atractivo que conecta emocionalmente con las personas.
Capacidad de movilización: Tienen un talento natural para generar entusiasmo y lealtad en grandes grupos de personas.
Empatía: Pueden hacer que la gente sienta que entienden sus problemas y preocupaciones.
Relaciones públicas: Manejan de manera efectiva su imagen y se presentan como figuras cercanas o inspiradoras.
Líderes como Franklin D. Roosevelt, John F. Kennedy, o Barack Obama son considerados políticos carismáticos, capaces de generar un gran apoyo popular a través de su estilo de liderazgo y comunicación.
LOS QUE SE PERCIBEN COMO ILUMINADOS
Un político que se considera iluminado cree que tiene una visión superior o incluso “sagrada” para guiar a la sociedad. A menudo, estos políticos se ven a sí mismos como portadores de un conocimiento o misión única, lo que puede llevar a una actitud dogmática o autoritaria, ya que sienten que su visión está por encima de las opiniones comunes o las críticas.
Creen tener una misión trascendental: Se ven a sí mismos como agentes de un cambio histórico o como los elegidos para cumplir una tarea superior.
Convicción profunda: Pueden tener una fe inquebrantable en su propia visión y rechazar las críticas o puntos de vista alternativos.
Autoritarismo potencial: Al sentirse dueños de la verdad, podrían volverse intransigentes, dificultando el diálogo o la negociación.
Cercanía a lo religioso o místico: En algunos casos, pueden estar influenciados por creencias religiosas o espirituales que les hacen sentir que están guiados por un poder superior.
En el pasado reciente de México, durante las conferencias de prensa mañaneras en Palacio Nacional, el ahora ex presidente apareció casi convertido en un líder religioso con misión evangelizadora.
¿O usted qué opina, amable lector?