CHATARRAS RODANTES: LA DESFACHATEZ IMPUNE DE LOS TRANSPORTISTAS EN MORELOS
LA CRÓNICA DE MORELOS. Viernes 23 de mayo de 2025.
EDITORIAL
En Cuernavaca y otros municipios de Morelos, los transportistas han desempolvado su descarada exigencia de aumentar las tarifas del pasaje. Llevan, sin exagerar, treinta años sin renovar el parque vehicular, condenando a los usuarios a viajar en auténticas chatarras que son un peligro constante. Estas unidades, ruidosas, contaminantes y al borde del colapso, no solo ofrecen un servicio deplorable, sino que arriesgan la vida de quienes las usan.
Para colmo, muchos concesionarios evaden sus responsabilidades laborales: no pagan prestaciones de ley y, en numerosos casos, ni siquiera afilian a sus choferes a la seguridad social. ¿Y aún tienen el cinismo de pedir más dinero?
La lógica de estos transportistas es de una desfachatez insultante. En lugar de invertir en unidades modernas y seguras, exprimen hasta el último suspiro de sus vejestorios, con asientos rotos, vidrios quebrados y motores que parecen agonizar.
El mantenimiento es una utopía: frenos que chillan, llantas gastadas y un servicio que hace sentir al pasajero como rehén de una ruleta rusa.
¿Qué justifica su exigencia de aumento? Ni el combustible ni la inflación excusan tres décadas de abandono.
Mientras, los líderes de la Federación Auténtica del Transporte y Rutas Unidas de Cuernavaca, verdaderos monopolistas, acumulan entre 10 y 20 permisos por cabeza, operando en absoluta impunidad y amasando fortunas a costa de los usuarios.
Estos señores actúan como si los morelenses tuviéramos la obligación de subsidiar su ineficiencia y avaricia. No solo nos obligan a viajar en condiciones indignas, sino que los choferes, muchas veces explotados sin derechos laborales, son víctimas de la misma codicia de los concesionarios.
Si los transportistas quieren más ingresos, que empiecen por cumplir: unidades decentes, choferes con prestaciones y un servicio que no sea una amenaza constante. La ciudadanía no debería soltar un peso más hasta que demuestren compromiso con algo más que sus bolsillos.
Es hora de que las autoridades dejen de ser cómplices de este atraco. Los monopolios de las rutas, con dirigentes acaparando permisos, deben terminar.
Si los concesionarios no pueden o no quieren modernizar el transporte, que cedan sus lugares a quienes sí estén dispuestos. Los morelenses merecemos un sistema de transporte público que no sea una burla rodante. Mientras las chatarras sigan en las calles y los monopolistas sigan reinando, la exigencia de un aumento no es solo injustificada: es un insulto. Si quieren más, que ofrezcan más. Punto.