CLAUDIA: LA VULNERABILIDAD
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Jueves 27 de julio de 2023
¿Cómo olvidar la actitud de Claudia Sheinbaum Pardo el 14 de junio del año en curso, durante el Consejo Político Extraordinario del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en que se difundieron los lineamientos para seis personajes interesados en alcanzar la candidatura a la Presidencia de la República?
La ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México no se percató de que alguien había logrado introducir un teléfono celular y la estaban grabando cuando increpó, visiblemente encolerizada, al gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, quien a su vez preside dicho órgano de gobierno de Morena. A la dama no le agradaron los gritos en su contra, con la consigna “¡piso parejo, piso parejo!”, tan mencionadas por la otra corcholata, Marcelo Ebrard. “¡Ya me cansé! ¡Donde llego se me respeta!”, le señaló Sheinbaum a un apenado Durazo Montaño, viendo el dedo flamígero de quien, este martes, fue objeto de burlas a través de las redes sociales luego de darse un balazo en el pie (expresión en sentido figurado) al retomar un artículo del diario estadounidense Los Ángeles Times, cuyo texto la dejó muy mal parada ante propios y extraños.
Efectivamente. El entrego periodístico, bajo la firma de Patrick J. McDonnell, se tituló “Esta es la mujer favorita para ser la próxima presidenta de México”. Sin embargo, el perfil periodístico incluyó severas críticas a la personalidad de Claudia Sheinbaum.
El periodista, al escribir sobre las coincidencias entre López Obrador y Sheinbaum, aseguró: “Su manera reservada y falta de carisma alimentan la idea de que es distante y arrogante (…) A diferencia de su mentor, Sheinbaum es una oradora pública poco inspiradora, que a veces se desvía hacia la charla técnica y los himnos utópicos a su ciudad natal”. He aquí el quid del asunto: Claudia Sheinbaum es arrogante, lo cual quedó registrado para la posteridad durante el desencuentro con Alfonso Durazo Montaño, pero además en algunas entrevistas en las que la ex jefa de Gobierno demostró poca capacidad de resistencia frente a las presiones periodísticas, amén de un carácter intolerante, prepotente y autoritario. Hay quienes aseguran, además, que Sheinbaum es igual o más vengativa que su mentor. Lo que para algunos pudiera representar “un carácter fuerte”, para otros es una evidente debilidad. Un carácter fuerte no lo tiene quien se irrita con suma facilidad. Y en política lo que más se requiere es prudencia, templanza y resistencia.
Existe un magnífico libro, obra de Kathy Allen, columnista política de NBC-TV y analista de tendencias electorales, titulado “Recuperando la política; una guía para ganar”. Indica que los atributos positivos de algunos políticos son: buen sentido del humor; capacidad para delegar, para hablar en público y para responder preguntas difíciles; buenas relaciones con la prensa; orientación hacia el trabajo duro; físicamente en buena forma; capacidad para el estudio rápido y habilidad para hacer sentir cómoda a la gente; inclusión.
En contraste, los principales atributos negativos, de los cuales Claudia Sheinbaum proyecta tener algunos, son los siguientes: temperamento que responde fuertemente al más ligero estímulo, dificultad para delegar, ser reservado y abrupto, dificultad para enfocar problemas y situaciones, voz monótona, dificultad para escuchar, problemas de adicciones, tendencia a pontificar (exponer opiniones o ideas como dogmas con alarde y suficiencia), belicosidad y dificultad para confiar en los demás. Yo agregaría: piel aterciopelada, la marcada incapacidad para recibir críticas, ver enemigos por todas partes, sucumbir ante los prejuicios, escaso nivel de inclusión, pero muy alto para la exclusión.
En honor a la verdad, yo no querría tener de nuevo a alguien así en la titularidad del Poder Ejecutivo federal. Con lo que hemos soportado durante el pasado lustro es más que suficiente.