COMO EN LAS MEJORES ÉPOCAS DEL PRI
ANÁLISIS
Por Guillermo Cinta Flores
Miércoles 1 de mayo de 2024
Este martes el presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió en Palacio Nacional con todos los senadores y diputados federales del Partido Morena. Los mandó traer bajo ciertos lineamientos que, desde luego, los ínclitos legisladores acataron al pie de la letra. Lo anterior se insertó en la terminación del segundo periodo ordinario de sesiones de la LXV Legislatura, correspondiente al tercer año de ejercicio legal.
Todos fueron obligados a esperar, haciendo una larga fila, para ingresar al inmueble, hoy todavía convertido en el domicilio particular del político nacido en Macuspana, Tabasco. Hubo quienes llevaron ejemplares del libro de López Obrador, así como “amlitos”, para ser autografiados por el inquilino del Palacio Nacional. Con relación a ese encuentro hubo infinidad de opiniones mediante las redes sociales, principalmente Twitter. Yo registré dos en la cuenta del prestigiado historiador José Antonio Crespo y son las siguientes:
“Los lacayos legisladores de Morena recibiendo instrucciones inapelables. Lealtad ciega. Como en tiempos del viejo PRI hegemónico (…) Es el PRI reciclado color guinda. Sólo los ciegos no lo ven (pero son millones)”.
Efectivamente. No cabe la menor duda que la mayoría de cuadros de Morena provienen del Partido Revolucionario Institucional, aunque, durante cierto ínterin, hayan transitado por el Partido de la Revolución Democrática.
Muchas mujeres y hombres morenistas nunca participaron en las luchas históricas de los demócratas o izquierdistas que se escindieron en algún momento del PRI, fundaron la Corriente Democrática, luego el PRD y finalmente Morena. Como muchos millonarios de la época, sus ancestros pasaron de ladito por la Revolución, conservaron sus cuantiosos capitales, aplaudieron el nacimiento del Partido Nacional Revolucionario el 4 de marzo de 1929 y se registraron en el viejísimo PRI, con sus nuevas siglas. Aquella fue la que, durante 80 largos años, se conoció como “La familia revolucionaria”. Eran los oligarcas de antaño, como ahora lo son los más importantes exponentes del morenismo.
Para fundamentar estas reflexiones utilizaré mi columna del 18 de enero de 2001, publicada por La Jornada Morelos. Escribí lo siguiente:
“El triunfo de Vicente Fox (el 2 de julio del 2000) se ubicó en el patrón de cambios políticos ocurridos mundialmente: fuerzas conservadoras derrotaron a partidos que nacieron de luchas revolucionarias, después de haberse estancado en el poder”.
“Leyendo a Immanuel Wallerstein, experto en transiciones políticas y director del Centro Fernand Braudel de Nueva York, encontramos elementos para hacer un ejercicio prospectivo respecto al futuro del Partido Acción Nacional en la titularidad del Poder Ejecutivo federal, cuyo tránsito está impactando en las regiones donde la ciudadanía votó en contra del Partido Revolucionario Institucional. El PAN-Morelos se ubica en el mismo escenario”.
“Wallerstein ha señalado que los triunfos de las fuerzas conservadoras resultan ser efímeros, pues han sido derrotadas pocos años después tras fracasar en mejorar las condiciones de las mayorías, y regresan al poder elementos reformados de las fuerzas políticas históricas del país. En Europa oriental y otras partes del mundo, partidos neoliberales o conservadores, parecidos al PAN, no han podido mantenerse en el poder por mucho tiempo, ya que no logran mejorar las condiciones de vida, o de hecho las empeoran para la mayoría del electorado que celebró el triunfo de ‘la democracia’ al llevarlos al poder”.
“Wallerstein manifiesta la posibilidad de que, en pocos años, un partido socialdemócrata, como el de la Revolución Democrática, si logra proyectarse como una oposición real, podría ocupar el poder. Sin embargo, también subraya que el PRD perdió mucho terreno y ahora deberá hacerse efectivo de una manera superior a la ya demostrada”.
Según podemos inferir, Wallerstein no se equivocó y el PAN fue sacado de la presidencia de la República en las elecciones federales de 2012, con Peña Nieto como candidato. Pero también este periodo fue efímero, pues en 2018 triunfo el movimiento histórico iniciado desde finales de los noventa por López Obrador y otros importantes militantes de la izquierda, desplazados, al final del día, por corruptos, traidores y mentirosos ex priistas. Abundan los ejemplos. Y eso de la izquierda es bastante relativo, pues el neoliberalismo de décadas tricolores no fue extirpado. La economía manejada por AMLO no pasa la prueba del ácido.
TAMBIÉN EN MORENA HAY OLIGARQUÍA
Aquí deseo retomar parte de mi columna del 7 de marzo del presente año, para referirme a la oligarquía existente en Morena y la 4T. Así lo vimos en poco más de cinco décadas de gobiernos priistas. Siempre identifiqué la abyección de senadores y diputados federales que acataban a pie juntillas las órdenes de quien fuera entonces el principal inquilino de Los Pinos, como lo hacen hoy con López Obrador y quizás lo volverán a hacer con Claudia Sheinbaum, la criatura del obradorato.
“Para sostener que en Morena y el movimiento obradorista hay una oligarquía me referiré a Robert Michels, gran sociólogo y politólogo alemán (1876-1936) especializado en el comportamiento político de las élites intelectuales. Es sobre todo conocido por su libro ‘Los Partido Políticos’, donde desglosa de manera magistral su famosa Ley de Hierro de la Oligarquía”.
“Es cierto que López Obrador se ha referido miles de veces en su mañanera a la oligarquía de México y a otras cuando le conviene, pero jamás se ha referido, ni lo hará, a la oligarquía de Morena y de quienes representan a la Cuarta Transformación. En la ciencia política, la oligarquía es una forma de gobierno en la que el poder supremo está en manos de pocas personas, generalmente de la misma clase social”.
“El maestro Michels indica (escribo esto en tiempo presente) que la organización (de los partidos) es lo que da origen a la dominación de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegadores. Quien dice organización, dice oligarquía (…) La oligarquía, el dominio de una sociedad o de una organización por quienes están en la cumbre, es parte intrínseca de la burocracia de la organización en gran escala”.
“El hombre moderno, según Michels, se enfrenta con un dilema sin solución: no puede tener grandes instituciones, tales como estados nacionales, gremios, partidos políticos ni iglesias, sin ceder el poder efectivo a los pocos que ocupan los cargos superiores de esas instituciones. Las organizaciones de gran escala, como los partidos y el gobierno, dan a sus funcionarios casi un monopolio del poder”.
José Antonio Crespo tiene enorme razón. El viejísimo PRI nunca murió. Puede que ya no exista en el partido presidido a fuerza por Alito Moreno, pero sí en el Morena de López Obrador. Y ahí vienen de nuevo, alrededor de Claudia. Por cierto, los millonarios y multimillonarios de siempre ven con simpatía a la ex jefa de Gobierno. Son más de lo mismo.