CONTRADICCIONES IDEOLÓGICAS EN MORENA FRENTE A UN PUEBLO EMPOBRECIDO
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Viernes 8 de agosto de 2025
La declaración de Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena, hecha este jueves en Cuernavaca, sobre la necesidad de que los dirigentes de su partido vivan con humildad y en la “justa medianía” pone en el centro del debate un tema tan antiguo como universal: la hipocresía en el ejercicio del poder. Alcalde defendió el viaje de Andrés Manuel López Beltrán a Japón, argumentando que usó recursos propios y que no cometió delito alguno, pero insistió en que los morenistas deben evitar los lujos para dar ejemplo.
Esta postura revela tensión entre el discurso de austeridad que Morena ha enarbolado como bandera y las acciones de sus líderes, quienes, en algunos casos, parecen disfrutar de privilegios que contrastan con la realidad de un pueblo mexicano mayoritariamente empobrecido. Como dijo el filósofo griego Diógenes de Sinope: “La hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud”, una máxima que resuena cuando los líderes predican una cosa y practican otra.
Esta contradicción ideológica no es nueva ni exclusiva de Morena. El partido, fundado bajo los principios de la “Cuarta Transformación” y un discurso de lucha contra la desigualdad, se enfrenta al desafío de mantener coherencia entre sus ideales y las conductas de sus figuras públicas.
Mientras Alcalde subraya que viajar con recursos propios no es delito, el mensaje de humildad choca con la percepción pública de ostentación, como el hospedaje de López Beltrán en un hotel de lujo en Tokio. Esta situación evoca las palabras de Mahatma Gandhi: “No puedo concebir una pérdida mayor que la pérdida de la propia autoestima”. La opulencia, aunque financiada privadamente, erosiona la credibilidad de un movimiento que se presenta como defensor de los desposeídos, especialmente en un país donde, según el CONEVAL, más del 36 por ciento de la población vive en pobreza.
El discurso de Morena sobre la “justa medianía”, inspirado en las ideas de Benito Juárez, busca proyectar una imagen de sencillez y compromiso con el pueblo. Sin embargo, la realidad de algunos de sus miembros, como los viajes de lujo o las propiedades de alto valor reportadas por medios, pone en entredicho esta narrativa. Esta discrepancia refleja una contradicción ideológica más profunda: un partido que critica el neoliberalismo y la élite corrupta, pero cuyos líderes, en ocasiones, parecen emular los comportamientos que condenan.
El escritor George Orwell, en su novela Rebelión en la granja, capturó esta paradoja al escribir: “Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”. La percepción de que los líderes de Morena buscan privilegios mientras el pueblo enfrenta carencias económicas socava la legitimidad de su proyecto transformador.
La hipocresía, como señala el psicólogo Carl Gustav Jung, surge cuando “el hombre no es consciente de su sombra”. En este caso, la sombra de Morena radica en su incapacidad para alinear completamente sus acciones con su discurso de austeridad y humildad.
Mientras Alcalde insiste en que los morenistas deben gobernar con el ejemplo, los escándalos de lujos y excesos de algunos de sus miembros alimentan una narrativa de doble moral que la oposición no duda en explotar. Esta contradicción no solo debilita la confianza del pueblo, sino que también plantea preguntas sobre la viabilidad de un proyecto político que, en su afán de transformación, parece tropezar con las mismas prácticas que critica.
Frente a un pueblo depauperado, el desafío para Morena es claro: la coherencia entre el discurso y la acción no es solo una cuestión de imagen, sino de principios.
En conclusión, las palabras de Alcalde reflejan un intento de contener las críticas y reafirmar los valores de Morena, pero también exponen las fisuras de un movimiento que lucha por mantenerse fiel a su ideología.
Como advirtió el filósofo chino Confucio: “El hombre superior es coherente; no se contradice a sí mismo”.
Para que Morena mantenga su legitimidad ante un pueblo que anhela equidad, sus líderes deben encarnar los ideales que predican, no solo en el discurso, sino en cada aspecto de su vida pública y privada. La hipocresía, en un contexto de pobreza y desigualdad, no solo es una contradicción ideológica, sino un riesgo existencial para cualquier proyecto que aspire a transformar una nación.