¿CUÁL ES EL “TRATO ESPECIAL” CONCEDIDO POR TRUMP A MÉXICO EN MATERIA ARANCELARIA?
Opinión
Por Guillermo Cinta Flores
Jueves 31 de julio de 2025
El “trato muy especial” al que se refiere Marcelo Ebrard, secretario de Economía de México, en relación con la prórroga de 90 días pactada con el presidente Donald Trump, debe analizarse en el contexto de la política comercial proteccionista de Estados Unidos y la importancia del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
La prórroga anunciada este jueves 31 de julio, que mantiene los aranceles actuales sin imponer el incremento del 30 por ciento amenazado por Trump, es un logro temporal significativo para México, dado que evita un impacto inmediato en su economía, altamente dependiente de las exportaciones al mercado estadounidense (más del 80 por ciento de sus exportaciones van a EE.UU.). Sin embargo, calificar este trato como “muy especial” requiere matizar, ya que no implica una exención permanente ni condiciones únicas frente a otros socios comerciales, como Canadá, que también se beneficia del T-MEC.
El T-MEC es el pilar que sustenta la ventaja destacada por Ebrard, al proteger el 84.4 por ciento del comercio mexicano con EE.UU. de aranceles, una situación que México comparte con Canadá, pero no con otros países que enfrentan tarifas más altas o negociaciones menos favorables. Este porcentaje refleja la profunda integración económica de Norteamérica, especialmente en sectores como el automotriz, donde las cadenas de suministro cruzan fronteras múltiples veces.
La prórroga de 90 días, lograda tras una llamada entre Sheinbaum y Trump, permite a México continuar negociando sin la presión inmediata de un arancel del 30 por ciento, que habría afectado principalmente a productos fuera del T-MEC, como ciertos bienes agrícolas o manufacturas no cubiertas por las reglas de origen. No obstante, el trato no elimina las tensiones comerciales ni garantiza que México evite futuros incrementos arancelarios, lo que limita su excepcionalidad.
Comparado con otros países, el trato de México podría considerarse preferencial, pero no exclusivo. Trump ha implementado aranceles agresivos contra la Unión Europea (30 por ciento) y China (10 por ciento), mientras que México y Canadá han logrado mantener el statu quo temporalmente, gracias al T-MEC y a la relación bilateral con EE.UU. La narrativa de Ebrard enfatiza esta ventaja, pero omite que la prórroga es una pausa, no una solución definitiva. Además, México ha cedido en otros frentes, como el despliegue de 10,000 militares en la frontera y mayores esfuerzos contra el tráfico de fentanilo, lo que sugiere que el “trato especial” tiene un costo político y operativo. Estas concesiones, aunque estratégicas, reflejan la asimetría de poder en la relación con EE.UU., donde México debe negociar desde una posición de dependencia comercial.
Por otro lado, la retórica del “trato muy especial” busca proyectar éxito doméstico y calmar a los mercados. Tras el anuncio de la prórroga, el peso mexicano se apreció un 2 por ciento, y la confianza de inversionistas se fortaleció temporalmente. Sin embargo, la incertidumbre persiste, ya que los 90 días de negociaciones estarán marcados por demandas estadounidenses en temas como migración, seguridad y comercio. Si México no logra avances significativos en estos frentes, el riesgo de aranceles sigue latente, especialmente en sectores vulnerables como el acero, el aluminio y los automóviles, que enfrentan tarifas específicas. Así, aunque el trato es favorable en el corto plazo, su carácter “especial” depende de los resultados de estas negociaciones y de la capacidad de México para mantener su competitividad en un entorno comercial global cada vez más proteccionista.
Así las cosas, el “trato muy especial” de Ebrard es una ventaja relativa, pero no un privilegio único ni permanente. La prórroga de 90 días y la protección del T-MEC otorgan a México un respiro frente a las políticas arancelarias de Trump, pero el término “especial” exagera la excepcionalidad, ya que Canadá goza de condiciones similares y otros países enfrentan aranceles más severos. El verdadero desafío para México será consolidar esta posición en las negociaciones venideras, equilibrando las demandas de EE.UU. con la defensa de sus intereses económicos y soberanos. Mientras tanto, la narrativa del trato especial sirve como una herramienta política para reforzar la imagen de éxito de la administración de Sheinbaum, aunque el panorama comercial sigue siendo complejo y lleno de riesgos.