CUANDO CUERNAVACA ERA CASI EL PARAÍSO
HUGO CALDERÓN Y MIKE CASTILLO EN LA RAZA FM, MINNEAPOLIS
MIÉRCOLES 6 DE MARZO DE 2024
BUENOS DÍAS
Como siempre, entramos a CADA MAÑANA, con todo y los famosos chinelos. Gracias Mike Castillo, por permitirnos saludar a nuestros paisanos y amigos de la Unión Americana, a través de La Raza, la madre de todas las estaciones de radio en Minnesota, hoy que es miércoles 6 de marzo de 2024.
Un saludo para los integrantes de la Banda Mañanera, que como siempre se reportan desde muy temprano.
Hace una semana, recordamos algunas refresquerías del centro de la ciudad. Obviamente, nos dijeron que faltaron otras. Y las del kiosko del Jardín Juárez, frente al Hotel Bellavista. Muy cierto.
Entre las que más nos mencionaron, fue la que estaba muy cerca del cine Alameda, doblando hacia la calle de Aragón y León, y la “Mony”, en la avenida Morelos, ya casi para llegar a la primaria “Miguel Hidalgo”, que fue una de las escuelas más renombradas hace unas décadas.
A mediados de los años sesenta, Cuernavaca era de las ciudades más tranquilas del país. Simplemente hermosa.
Casi el paraíso, como el título de una de las novelas del escritor Luis Spota, quien por cierto vivió los últimos años de su vida en la capital morelense.
Hacia el norte, la ciudad se alargaba hasta La Pradera, Tlaltenango y Buenavista. Al sur, Las Palmas y El Polvorín, pasando Chipitlán. Para el oriente, Chapultepec y Rivetex, donde empezaba la carretera a Cuautla.
Y al poniente, la loma de Altavista, estaba lejísimos, cruzando la barranca. Y la Carolina se extendía después del parque de beisbol “Miguel Alemán”, hasta el monumento a don Manuel Ávila Camacho.
Cuernavaca fue el lugar preferido de muchos extranjeros famosos, así como de y artistas de la radio y el cine, de la llamada Época de Oro.
Mario Moreno, el famoso “Cantinflas” vivió a unos pasos del Palacio de Cortés, en pleno corazón de la ciudad.
Solamente cruzaba la calle y ya estaba en el Jardín de los Héroes, y en el restaurante del Hotel Marik, donde hoy se ubica el Centro Las Plazas.
Silvia Pinal, también vivió un tiempo en Cuernavaca, al igual que Sergio Corona y Paco Malgesto, el famoso locutor, que transmitía las corridas de toros.
Los taxis, cobraban cinco pesos, mínimo, por “dejada”. Cuando íbamos a la secundaria, del Sitio Galeana, en la esquina donde después estuvo “Radio Fiesta”, nos subíamos hasta diez chamacos, y pagábamos “un tostón” cada uno (cincuenta centavos), hasta las puertas de la “Froylán Parroquín”.
Ni cuando imaginar que, al paso de los años, Cuernavaca dejaría de ser lo que fue, para convertirse en una de las ciudades más peligrosas de México.
Como siempre, por platicones se nos terminó el espacio y nos vamos a despedir con “Noches de Cuernavaca”, un tema que se hizo famoso en la interpretación de la Rondalla Bugambilia, allá por el año de 1973.
Gracias por escucharnos y por leernos.
Buen fin de semana
Hasta el próximo miércoles.