CUATRO DESAFÍOS ANTE LA GOBERNADORA
ANÁLISIS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 02 de diciembre de 2024
La gobernadora de Morelos, Margarita González Saravia, se encuentra ante el complejo reto de gestionar el riesgo de descontrol de la violencia en el estado, un problema que ha sido ampliamente documentado y que afecta la percepción de seguridad entre los ciudadanos. La inseguridad pública ha sido identificada como uno de los principales desafíos tanto por la población local, como por analistas de seguridad, lo que exige una estrategia robusta y efectiva para restablecer la paz y el orden. La violencia no solo impacta la vida diaria de los morelenses, sino que también desincentiva la inversión y el turismo, sectores clave para la economía de Morelos.
Además, el deterioro financiero de los municipios es otro desafío significativo. Las participaciones federales, que son vitales para el presupuesto de los municipios, han sufrido recortes que afectan gravemente la capacidad de las administraciones locales para cumplir con sus obligaciones básicas. Este problema no es solo de gestión financiera, sino que refleja una crisis más profunda en la asignación y distribución de recursos, lo cual podría llevar a una reducción en servicios esenciales como salud, educación y seguridad pública. La titular de la Secretaría de Hacienda de Morelos, Mirna Zavala, ha declarado que, al menos, habrá el recorte de 800 millones de pesos provenientes del erario federal en 2025. Ha recomendado a todos los presidentes municipales “apretarse el cinturón”, pues vienen días aciagos.
La erosión de la figura gubernamental es un tercer punto crítico. La confianza en las instituciones de gobierno en Morelos se ha visto menguada por la corrupción previa y la ineficiencia en la administración pública, lo que complica la tarea de González Saravia de establecer un gobierno percibido como legítimo y efectivo. Necesitará trabajar en la transparencia y en la rendición de cuentas para reconstruir la credibilidad entre la ciudadanía y los diferentes sectores sociales. Una fortaleza de la mandataria es su integridad, honestidad y seriedad. Esto debe ser apuntalado por los gabinetes legal y ampliado, sin que la dejen sola en el complicado trabajo de lograr la gobernanza.
Finalmente, el riesgo de ingobernabilidad en ciertos municipios es un desafío derivado de la presión social por infraestructura y soluciones a problemas locales que se han prolongado en el tiempo. La falta de respuesta efectiva a demandas como servicios básicos, agua potable, pavimentación y atención a la seguridad puede generar descontento y movilizaciones que podrían desestabilizar aún más la gobernanza local. Aquí, la capacidad de diálogo y acción rápida de la gobernadora será crucial para evitar que esta presión se transforme en caos administrativo y social.