Cuernavaca apuesta por el “dinero enterrado”: ¿Obras prioritarias o proyectos opacos?
LA CRÓNICA DE MORELOS. Miércoles 23 de abril de 2025.
El Cabildo de Cuernavaca dio luz verde este miércoles al Programa Anual de Obra Pública 2025, un plan que contempla 58 proyectos prioritarios con un presupuesto estimado de 273 millones de pesos. Según el presidente municipal, José Luis Urióstegui Salgado, las obras se centran en la sustitución de tuberías de agua potable y drenaje, pavimentación con concreto hidráulico y asfáltico, y la rehabilitación de espacios públicos, con el objetivo de atender el rezago histórico en infraestructura y mejorar la calidad de vida de los cuernavaquenses. Sin embargo, la naturaleza subterránea de gran parte de estos proyectos levanta cuestionamientos sobre su fiscalización y transparencia.
De los recursos aprobados, 71 millones de pesos se destinarán al Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca (SAPAC) para obras hídricas, como la construcción de cinco tanques de regulación y la sustitución de más de ocho kilómetros de tuberías. Otros 62 millones de pesos, etiquetados por el Congreso del Estado, financiarán proyectos considerados indispensables para la ciudad. Urióstegui destacó que la reducción progresiva de la deuda pública ha permitido incrementar la inversión en obra pública, pasando de 140 millones de pesos en 2022 a una proyección de 240 millones en 2025. No obstante, admitió que las limitaciones financieras impedirán ejecutar la totalidad de los proyectos planeados.
El énfasis en infraestructura hídrica responde a una necesidad real en Cuernavaca, donde el deterioro de las redes de agua potable y el estiaje agravan los problemas de distribución. En 2024, por ejemplo, SAPAC invirtió 25.16 millones de pesos en la rehabilitación de tuberías en colonias como Chapultepec y Tlaltenango, beneficiando a más de 32,600 personas. Sin embargo, las obras subterráneas, conocidas coloquialmente como “dinero enterrado”, generan desconfianza debido a su dificultad para ser auditadas una vez concluidas. Expertos y ciudadanos han señalado que, sin auditorías técnicas rigurosas o supervisión independiente, estos proyectos son vulnerables a irregularidades, como el uso de materiales de baja calidad o la sobreestimación de costos.
“Las tuberías quedan bajo tierra, y nadie verifica si se instalaron correctamente o si se usaron los materiales prometidos”, comentó un vecino de la colonia Antonio Barona, quien prefirió mantenerse en el anonimato. Esta percepción se ve alimentada por la falta de información detallada sobre mecanismos de auditoría post-ejecución en los anuncios oficiales. Aunque el municipio ha destacado la participación del Comité de Obras Públicas y el COPLADEMUN, con representación ciudadana, no se han especificado procesos para inspecciones técnicas una vez que las obras están terminadas. El ayuntamiento se va por la libre.
El historial financiero de SAPAC añade otro elemento de preocupación. En marzo de 2025, el Cabildo aprobó medidas para resolver adeudos históricos de la dependencia por 287 millones de pesos con la CFE y 110 millones con el ICTSGEM. Estas deudas, sumadas a las limitaciones presupuestales señaladas por Urióstegui, podrían generar presiones para justificar grandes inversiones en proyectos poco visibles, según analistas.
A pesar de las sospechas, el discurso oficial subraya la transparencia y la rendición de cuentas. Urióstegui ha insistido en que los recursos etiquetados por el Congreso y los provenientes del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social Municipal (FAISMUN) están sujetos a “escrutinio externo”. Además, el director de SAPAC, Arnoldo Heredia, aseguró que las obras hídricas de 2025 reducirán fugas y mejorarán la eficiencia del sistema, beneficiando a miles de hogares.
Para disipar las dudas, expertos recomiendan fortalecer la supervisión ciudadana y publicar reportes técnicos detallados sobre la ejecución de las obras. “La transparencia no solo debe estar en los discursos, sino en los hechos. Necesitamos auditorías independientes y acceso público a los resultados”, señaló María Elena Gómez, especialista en políticas públicas.
Mientras Cuernavaca avanza en su plan de obra pública, la ciudadanía espera que el “dinero enterrado” no se traduzca en recursos perdidos bajo la tierra. La efectividad de los proyectos y la confianza en las autoridades dependerán de una fiscalización robusta y de la participación activa de los cuernavaquenses en la vigilancia de su ciudad.