CUERNAVACA FRENTE AL DESAFÍO GLOBAL
ANÁLISIS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 2 de junio de 2025
Mi hermano Víctor solía bromear diciendo que vivimos en “Norelos, no en Morelos”, y su frase resuena aún más en 2025. La resistencia al cambio, reflejada en el “no” constante de muchos morelenses, sigue siendo un obstáculo para la competitividad de Cuernavaca. Según el Índice de Competitividad Urbana (ICU) 2024 del IMCO, Cuernavaca se estanca en los últimos lugares, superada hasta más no poder por urbes como Monterrey, Guadalajara y Mérida, que han sabido integrarse a la globalización. La capital de Morelos enfrenta una percepción de inseguridad abrumadora y un consumo energético ineficiente, lo que la aleja de ser un destino atractivo para la inversión extranjera en un contexto donde el nearshoring impulsa a otras ciudades mexicanas.
La infraestructura, clave para el desarrollo urbano, sigue siendo el talón de Aquiles de Cuernavaca. Proyectos de transporte, como avenidas o sistemas de movilidad modernos, y redes de telecomunicaciones, como la fibra óptica necesaria para competir en una economía digital global, avanzan lentamente o enfrentan oposición. El ICU 2024 destaca que ciudades como Saltillo y Querétaro han mejorado su infraestructura energética y de transporte, atrayendo industrias tecnológicas y logísticas. En cambio, en Cuernavaca, la falta de coordinación entre los gobiernos municipal, estatal y federal, sumada a la resistencia de comunidades locales—ya sea por desconfianza, desinformación o intereses políticos—, frena iniciativas que podrían modernizar la ciudad y fortalecer su posición frente a competidores globalizados.
La seguridad es otro lastre que limita el potencial de Cuernavaca. El ICU 2024 la señala como una de las ciudades menos seguras, con tasas de homicidios y percepción de inseguridad que contrastan con el éxito de Mérida, donde la confianza ciudadana ha impulsado el turismo y la inversión. Esta situación no solo afecta la calidad de vida, sino que disuade a empresas globales que buscan entornos estables para establecerse. Mientras ciudades como Ciudad de México y León invierten en tecnología para la seguridad y en políticas públicas transparentes, en Cuernavaca persisten los conflictos políticos que sabotean avances, a menudo alimentados por el “fuego amigo” o intereses partidistas que priorizan el corto plazo sobre el desarrollo sostenible.
En un mundo globalizado, la competitividad no solo depende de infraestructura física, sino también de capital humano e innovación. Ciudades como Guadalajara han apostado por ecosistemas de startups y educación tecnológica, atrayendo talento joven y conectándose con mercados internacionales. Cuernavaca, con su rica historia y clima privilegiado, tiene un potencial enorme, pero carece de una estrategia clara para formar profesionales competitivos y fomentar la innovación. La resistencia al cambio, que mi hermano Víctor resumía en el apodo “Norelos”, se refleja en la lentitud para adoptar energías renovables o modernizar redes de agua y saneamiento, áreas donde el ICU 2024 muestra rezagos significativos en Morelos frente a líderes como Monterrey.
El reto para las autoridades federales, estatales y municipales es romper con esta inercia. La globalización no espera, y Cuernavaca liderazgos que alineen a los tres niveles de gobierno, socialice proyectos de infraestructura y combata la inseguridad con inteligencia y transparencia. Solo así podrá dejar de ser “Norelos” y convertirse en un competidor real frente a las ciudades mexicanas que ya se integran al escenario global. Cuernavaca no merece estar rezagada en la carrera por la competitividad urbana.