CUERNAVACA, REHÉN DE LOS BLOQUEOS: UN GRITO DE BASTA
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Viernes 4 de julio de 2025
Este jueves 3 de julio, Cuernavaca se convirtió en un laberinto de frustración. Un bloqueo en la glorieta de la Paloma de la Paz, orquestado por vecinos de la colonia Lienzo del Charro, colapsó el norte y norponiente de la ciudad, mínimo durante cinco horas. Avenidas vitales como Universidad, Emiliano Zapata, Domingo Díez, Madero y el Paso Exprés quedaron paralizadas, atrapando a miles en un caos vial. Lo más indignante: la ausencia total de policías viales para mitigar el desastre.
Este episodio no es solo una anécdota de tráfico; es el reflejo de una ciudad que no soporta más la recurrencia de estas protestas disruptivas. Los vecinos bloquearon la vialidad exigiendo la liberación de un hombre detenido por presunto narcomenudeo, denunciando supuestas irregularidades en el operativo. Sin embargo, si bien es legítimo alzar la voz contra posibles abusos, tomar como rehén a una ciudad entera no es la solución. El daño colateral recae sobre trabajadores, estudiantes y familias que nada tienen que ver con el conflicto.
La glorieta de la Paloma de la Paz, punto neurálgico de Cuernavaca, se ha convertido en un escenario recurrente para estas manifestaciones, evidenciando la falta de canales efectivos de diálogo entre autoridades y ciudadanos.La omisión de las autoridades agrava la crisis. La Secretaría de Protección y Auxilio Ciudadano recomendó vías alternas como Emiliano Zapata o Vicente Guerrero, pero sin policías viales ni señalización adecuada, estas rutas también se saturaron. La falta de una respuesta coordinada y visible no solo prolonga el sufrimiento de los automovilistas, sino que refuerza la percepción de un gobierno ausente.
Cuernavaca necesita una estrategia preventiva que anticipe estos bloqueos, no reacciones improvisadas que llegan tarde o nunca. A largo plazo, la solución pasa por abordar las causas de fondo. Mesas de diálogo permanentes con sectores sociales, operativos de seguridad transparentes y una infraestructura vial menos dependiente de puntos críticos como la Paloma de la Paz son pasos urgentes. La ciudad requiere autoridades que escuchen antes de que las calles se cierren y ciudadanos que prioricen el bien común sobre tácticas de presión.
Mientras tanto, cada bloqueo erosiona la paciencia de una sociedad que clama por orden y respeto. Cuernavaca no puede seguir siendo rehén de los bloqueos. Este jueves 3 de julio de 2025 debería ser un punto de inflexión: o las autoridades y la sociedad encuentran un equilibrio, o la ciudad seguirá atrapada en un ciclo de caos y desesperación. Es hora de decir basta y construir una Cuernavaca donde la movilidad no sea un privilegio, sino un derecho garantizado para todos.