DE LA EVASIÓN A LA COOPERACIÓN: EL CAMBIO DE RUMBO ANTE LOS DRONES DE TRUMP
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Miércoles 19 de febrero de 2025
En la narrativa de la política mexicana reciente, la presidenta Claudia Sheinbaum ha mostrado una evolución en su discurso respecto a los vuelos de drones de Estados Unidos sobre territorio mexicano. Inicialmente, en conferencias que ahora denominamos “la mañanera del pueblo”, Sheinbaum había minimizado y casi evadido el tema, sugiriendo que estos reportes de espionaje con drones MQ-9 Reaper formaban parte de una “campañita”, un término que no solo minimizaba la seriedad del asunto, sino que también insinuaba una especie de conspiración mediática. Este enfoque inicial se interpretó como una estrategia para no confrontar abiertamente a su homólogo del norte, Donald Trump, evitando así tensiones que podrían impactar en la ya de por sí compleja relación bilateral.
Sin embargo, la presión mediática, combinada con la revelación de más vuelos y la clara evidencia de que estos no eran incidentes aislados, sino parte de una operación de inteligencia más amplia, ha obligado a la presidenta a cambiar su tono. En su declaración de este miércoles, Sheinbaum admitió que los vuelos de drones forman parte de una cooperación entre México y Estados Unidos. Esta admisión, aunque tardía, refleja una realidad en la que la soberanía nacional se ve comprometida por la necesidad de colaborar en la lucha contra el tráfico de drogas, especialmente el fentanilo, que ha devastado comunidades estadounidenses y mexicanas por igual. La pregunta que ahora se plantea es si este cambio de postura es una muestra de pragmatismo político o una concesión a la presión externa e interna.
La canción de Juan Gabriel, “Pero qué necesidad”, resuena en este contexto como una crítica implícita a la gestión de la soberanía y la dignidad nacional. La pregunta retórica del cantautor mexicano encuentra eco en los ciudadanos que ven en este viraje discursivo una capitulación frente a la hegemonía estadounidense. La cooperación en seguridad es necesaria, sí, pero el cómo se maneja y comunica esta colaboración puede tener implicaciones profundas en la percepción pública sobre la independencia y la capacidad de México para manejar sus asuntos internos. La transición desde la negación a la aceptación de los vuelos de drones plantea interrogantes sobre la transparencia y la estrategia de comunicación del gobierno de Sheinbaum, especialmente en temas que tocan fibras tan sensibles como la soberanía nacional.
Por lo demás, este episodio invita a una reflexión más amplia sobre las relaciones México-Estados Unidos en la era de un Trump reelecto. La cooperación en seguridad, aunque vital, debe equilibrarse con una defensa robusta de la soberanía y los derechos de México. La admisión de Sheinbaum abre la puerta a un diálogo más honesto sobre cómo se deben manejar estas colaboraciones en el futuro, asegurando que los beneficios sean mutuos y que la dignidad y la integridad territorial de México no se vean comprometidas. La canción de Juan Gabriel, con su tono de lamento y crítica, sigue siendo relevante, recordándonos que, en las decisiones políticas, especialmente las que impactan la soberanía, siempre se debe cuestionar la necesidad y el costo de cada acción.