DELITO DE COMISIÓN POR OMISIÓN
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Viernes 27 de octubre de 2023
En los delitos de comisión por omisión (u omisión impropia) se hace responsable a alguien de la producción de un resultado por incumplimiento de un deber de actuar. Más aún, se le hace responsable con la misma valoración que si lo hubiera causado activamente. El Código Penal Federal de México, en el amplio Capítulo I, contiene las Reglas Generales sobre Delitos y Responsabilidad (ver del Artículo 7 al 11 Bis).
El anterior es un resumen sobre lo que evidentemente ha sucedido en torno a la catástrofe generada por el paso del huracán Otis sobre algunos municipios del estado de Guerrero, principiando por el puerto de Acapulco. Para la posteridad histórica quedaron videograbados infinidad de funcionarios de los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal) incurriendo en delitos de comisión por omisión, sancionados, como ya lo vimos, por la legislación penal en caso de configurarse según marca la ley. Respecto al caso de Morelos, en diferentes épocas hemos visto incoados juicios políticos a los gobernantes en turno por dicha comisión por omisión, frente a múltiples problemáticas.
En concreto: el marco jurídico federal, así como el que debe regir en Guerrero, señalan la responsabilidad de funcionarios cuando incumplen su deber como lo exige la ley. El problema de fondo, sin embargo, es que nunca se procede como lo señala el estado de derecho, y por eso existen gigantescos espacios de impunidad y corrupción.
Este jueves, en la vorágine informativa alrededor de los estragos de Otis sobre Guerrero, nos llamó poderosamente la atención una nota de la cadena CNN de Estados Unidos, relacionada con la alerta emitida por el Centro Nacional de Huracanes de la vecina nación del norte el martes 24 de octubre. Aviones “caza huracanes” de esa institución norteamericana confirmaron que Otis se estaba intensificando rápidamente y el pronóstico de la tormenta tropical cambió drásticamente.
El reporte de las 18:00 horas del mismo martes indicó que “el huracán de categoría cuatro, de 230 km/h… no hay señales de que esta intensificación explosiva se detenga”. Pronosticó entonces que Otis subiría a categoría cinco. Y señaló: “Huracán de categoría cinco de 250 km/h: el Centro de Huracanes advierte un escenario de pesadilla que se está desarrollando para el sur de México, esta noche con la rápida intensificación de Otis acercándose a la costa”. Hasta aquí la nota de CNN, publicada con datos proporcionados por Michael Brennan, director del Centro Nacional de Huracanes (NOAA por sus siglas en inglés).
Todo lo anterior significa que alguno o algunos funcionarios del gobierno mexicano sabían desde el martes por la tarde/noche el consecuente escenario de destrucción. Hoy se difunde hasta más no poder la rápida transformación de Otis en huracán categoría cinco, la más destructiva en la escala Saffir Simpson con vientos de 250 km/h en adelante. Sin embargo, muy probablemente nunca sabremos si informaron o no del monstruo a sus superiores inmediatos y si estos hicieron lo propio en la cadena de mandos, etcétera, hasta que alguien incurrió en delitos de comisión por omisión. A juzgar por lo ocurrido en todo Acapulco y municipios aledaños, la ciudadanía nunca fue informada sobre el peligro inminente. Y para la impunidad histórica quedarán quienes prefirieron omitir la voz de alerta. Están a la vista de todos los mexicanos.