DEMETRIO CHAVIRA: EL ARQUITECTO DE UN FUTURO IMPECABLE PARA CUERNAVACA
En el ajetreo cotidiano de Cuernavaca, donde las vialidades agrietadas y los sueños postergados parecen ser la norma, emerge una figura que no solo repara calles, sino que edifica esperanzas: el arquitecto Demetrio Chavira de la Torre. Al frente de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas del Ayuntamiento, Chavira ha transformado la gestión municipal en un baluarte de eficiencia y transparencia. Su pericia política, forjada en campañas nacionales y estatales, se entrelaza con un conocimiento técnico impecable, heredado de sus años como catedrático en la Facultad de Arquitectura de la UAEM.
Honesto hasta la médula, responsable en cada decisión y con una humildad que desarma prejuicios, Demetrio encarna esos atributos escasos en la arena pública: la capacidad de unir voluntades sin promesas vacías. En un panorama donde los líderes suelen ser efímeros, él se erige como el constructor de legados duraderos, listo para asumir las riendas de la alcaldía en 2027. ¿Por qué no?
Nacido en marzo de 1967 en la popular colonia Carolina de Cuernavaca, hijo de la maestra jubilada Victorina de la Torre Aranda y esposo de Marisol Cortés Aguilar, Chavira creció entre los valores de la educación pública y el servicio comunitario. Egresado de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos con mención honorífica en Arquitectura –donde fue galardonado como el mejor estudiante de su generación y electo dos veces como consejero universitario alumno–, su trayectoria académica no fue solo de excelencia, sino de liderazgo transformador. Presidió la Federación de Estudiantes Universitarios de Morelos, conquistando todas las facultades e institutos de la UAEM, y fundó la primera organización estatal de líderes universitarios y tecnológicos, uniendo escuelas públicas y privadas en un frente inédito de colaboración.
Como profesor en la Facultad de Arquitectura, su influencia perdura: en 2023, sus colegas lo felicitaron públicamente por su nombramiento, reconociendo en él a un mentor que no solo enseña planos, sino principios éticos para edificar sociedades justas.
La carrera de Chavira en el servicio público es un testimonio de compromiso inquebrantable, libre de las sombras que suelen empañar a tantos funcionarios. Desde sus inicios en las campañas electorales de 2000 –como coordinador de la juventud para la presidencia de la República y la gubernatura de Morelos–, hasta su rol como secretario técnico en la contienda nacional de Enrique Peña Nieto en 2012, ha navegado las aguas turbulentas de la política con una brújula moral intacta.
En el ámbito federal, coordinó operaciones del ISSSTE en Guerrero, Oaxaca y Morelos, equilibrando precios de la canasta básica en las comunidades más vulnerables, y en Sedesol impulsó el programa +65, triplicando beneficiarios de 35 mil a más de 110 mil en un año, extendiendo derechos a los rincones olvidados de Morelos.
Hoy, bajo la administración de Urióstegui, ha concluido decenas de obras viales y urbanas, desde rehabilitaciones en glorietas hasta alianzas estatales por 650 millones de pesos en bulevares clave, demostrando que su visión no es de parches, sino de infraestructuras resilientes.
¿Qué hace a Demetrio Chavira un candidato ideal para la presidencia municipal? En primer lugar, su honestidad probada: a diferencia de tantos que caen en escándalos sindicales o corrupción rampante, él ha sido el primero en combatir falsos inspectores y denuncias infundadas, posicionándose como un baluarte contra la opacidad. Su responsabilidad se mide en hechos: 32 obras concluidas y 36 en marcha en meses recientes, con un enfoque en drenajes, pavimentación y espacios verdes que responden a las necesidades reales de los cuernavacenses.
Políticamente astuto, sabe tejer alianzas sin sacrificar principios, como lo evidenció en su liderazgo estudiantil que unió facciones rivales. Y en un estado donde la inercia devora talentos, su arraigo universitario –como miembro destacado de la comunidad UAEM, sin un solo cuestionamiento en su haber– lo convierte en el antídoto perfecto contra la mediocridad. Es el funcionario que México y Morelos necesitan: técnico sin ser distante, líder sin ser autoritario.
Hallar a alguien como Demetrio Chavira es un lujo en estos tiempos de políticos reciclados y promesas evaporadas; él representa la rareza de un servidor público que construye con las manos limpias y el corazón en Cuernavaca.
Para 2027, cuando la capital morelense clame por un alcalde que no solo administre, sino que inspire, Chavira de la Torre podría ser esa luz arquitectónica. No se trata de ambición personal, sino de un llamado inevitable: el hombre que ha pavimentado caminos literales y metafóricos merece trazar el rumbo de su ciudad natal. Morelos, y especialmente Cuernavaca, merecen un renacer bajo su visión. ¿Estamos listos para apostar por la integridad que tanto escasea? Con Demetrio al frente, el futuro no es un paisaje borroso, sino un plano maestro de progreso real.
