EL ADIÓS A UN PILAR MORELENSE: JUAN SALGADO BRITO

CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 28 de octubre de 2025
En la quietud de la noche del 26 de octubre de 2025, Morelos perdió a uno de sus hijos más ilustres: el doctor Juan Salgado Brito, secretario de Gobierno del estado, quien partió a los 77 años tras una batalla contra complicaciones pulmonares que culminaron en un paro cardiaco. Su fallecimiento no fue solo el cierre de una vida dedicada al servicio público, sino el detonante de un torrente de emociones colectivas.
En cuestión de horas, las redes sociales y los pasillos del poder se inundaron de mensajes que lo pintaban no como un funcionario más, sino como un humanista de la política: un hombre de convicciones profundas, un mediador incansable y un morelense de pura cepa. Morelos, en su dolor, respondió con una unanimidad que trasciende ideologías, recordándonos que las grandes figuras no mueren en el olvido, sino en el abrazo de su gente.
La trayectoria de Salgado Brito es un mosaico de compromiso que ilumina las páginas de la historia morelense. Nacido en 1948, este cuernavacense de corazón se forjó como médico, pero su vocación lo llevó a las urnas y los salones legislativos: fue diputado local y federal en múltiples legislaturas, alcalde de Cuernavaca y, en su rol culminante como secretario de Gobierno, el artífice del diálogo que sostuvo la estabilidad en tiempos turbulentos. Bajo la administración de González Saravia, encarnó el espíritu de la Cuarta Transformación en Morelos, impulsando políticas de paz, justicia social y gobernabilidad que priorizaban el bienestar sobre el partidismo.
Su sabiduría, forjada en décadas de servicio, no era teórica: era la de quien resuelve disputas con empatía y construye puentes donde otros ven abismos. En él, Morelos vio reflejado su propio anhelo de progreso armónico, un legado que hoy duele por su ausencia, pero que inspira por su solidez.
El homenaje que Morelos le ha rendido a Juan Salgado Brito es un testimonio vivo de su impacto, un ritual colectivo que transforma el luto en celebración de lo eterno. Desde el mediodía y tarde del 27 de octubre, el Palacio de Gobierno y el Congreso del Estado se convirtieron en altares de gratitud: guardias de honor montadas por autoridades de todos los niveles, minutos de silencio en actos cívicos como el de Atlatlahucan, y sesiones solemnes donde diputados, familiares y amigos desfilaron ante su féretro con palabras que destilaban cariño y respeto.
La gobernadora, visiblemente conmovida, lo describió como “un político de altura, un morelense apasionado”, mientras su esposa, Laura Weiler Sierra, agradeció el “cariño abrumador” que ha unido a la sociedad en este adiós. Cientos de publicaciones en X, desde medios locales hasta figuras nacionales como Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Gobernación federal, han tejido una red de admiración que trasciende lo político: es el pulso de un estado que llora, pero también que agradece.
Juan Salgado Brito no se va; se queda en el alma de Morelos como un faro de integridad en la arena pública, recordándonos que la verdadera grandeza radica en el servicio humilde y el diálogo constructivo. Su partida deja un vacío irreparable en el gabinete y en las calles que tanto amó, pero también un llamado a emular su ejemplo en estos tiempos de polarización. Mientras el cortejo fúnebre recorra este martes Cuernavaca, hacia la Catedral para una misa de cuerpo presente, el estado entero se detiene a reflexionar: en un mundo de efímeros reflectores, hombres como él perduran en los corazones. Que su memoria sea semilla de un Morelos más unido, justo y en paz, tal como él soñó. Descanse en la luz eterna, doctor Salgado; Morelos, con su homenaje inquebrantable, ya te ha inmortalizado.
