EL AGUA Y LA SEGURIDAD NACIONAL
ANÁLISIS
Por Jorge Messeguer Guillén
Lunes 5 de febrero de 2024
La crisis del agua es mundial. La poca lluvia que cayó el año pasado ha encendido las alarmas en muchas regiones del mundo.
Ciudades como Barcelona han implementado medidas muy severas para disminuir el consumo del agua ante la terrible sequía que se refleja en un bajísimo nivel de agua en las presas que abastecen la ciudad y el campo de Catalunya.
Por mencionar un ejemplo, en una de las presas llamada pantano de Sau, el nivel ha disminuido a menos del 5% de su capacidad. Sau es el segundo embalse de mayor capacidad de todo el país catalán de los nueve embalses con los que cuentan. En las imágenes del embalse se descubre nuevamente la iglesia y lo que fue un pequeño pueblo que quedó inundado al construir dicha presa en 1962. En otro de los embalses, el de Riudecanyes, en la provincia de Tarragona, el nivel del agua es tan bajo que aparecieron en el lecho del embalse los restos de un automóvil desaparecido y denunciado como robado en 1997, todavía en su interior se encontró un zapatito del hijo de los propietarios que para entonces debió haber tenido 3 años, los papeles del coche y el extinguidor.
En México el panorama no es menos alarmante. Las presas que constituyen el sistema Cutzamala que alimenta a la ciudad de México, se encuentran con un déficit del 37% de su capacidad con respecto a años anteriores; al ritmo de la extracción actual, se prevé que el nivel de almacenamiento alcance los niveles mínimos históricos en los próximos meses. El sistema Cutzamala suministra la cuarta parte del agua que se utiliza en la CDMX.
De las 210 presas que tiene el país, 117 de ellas se encuentran en este momento por debajo de la mitad de capacidad de almacenamiento, concentrándose el problema en el centro de México y también hacia el norte: gravísimo panorama.
Por si esto fuera poco en el 28% del territorio nacional se está padeciendo una sequía extrema, el 32% padece una sequía de moderada a extrema, el 20% una sequía “anormal” (así le dicen) y tan solo el 18% no presenta sequía.
En Morelos por ejemplo, la presa del Rodeo ubicada en el municipio de Miacatlán reporta un nivel del 20%.
La sequía, el aumento en la temperatura y el crecimiento constante de las zonas urbanas obliga a tomar medidas urgentes y a diseñar una nueva manera de gestionar el uso y el manejo del agua en las zonas urbanas y en el campo.
La falta de agua obligará a gobiernos estatales y municipales a diseñar una estrategia de contención ante las inminentes manifestaciones y protestas que seguramente vendrán en las próximas semanas. Cierres de carreteras y calles por parte de la población afectada y posiblemente hasta enfrentamientos.
La crisis del agua en regiones de México donde opera la delincuencia organizada a sus anchas también significará un nuevo desafío a la convivencia social y a la gobernabilidad. La intervención de grupos delincuenciales en el huachicol del agua y en el manejo de pipas clandestinas será un tema en muchas ciudades del país.
La sequía llega en el peor momento y en circunstancias muy delicadas de violencia e inseguridad en el país, tal vez sea la oportunidad de repensar hacia dónde queremos llevar a México en los próximos años.
Las condiciones climáticas y la consecuente escasez de agua es un fenómeno global cuya atención demanda la concurrencia de todos los países y la implementación de políticas públicas que ayuden a paliar el daño ambiental; sin embargo, generar las condiciones de gobernabilidad en la gestión de los recursos como el agua le corresponde a los gobiernos locales, incluyendo el respeto al marco legal, algo que en México hoy se ve difícil.
El agua es un tema de seguridad nacional.