EL COCHINERO
PERSPECTIVA
Por Marcos Pineda
Jueves 17 de agosto de 2023
No ha habido una sola ocasión, desde que Andrés Manuel López Obrador llegó al poder presidencial, en que su partido político, Morena, pueda presumir procesos internos de selección de candidatas y candidatos limpios, trasparentes y apegados a principios tales como la equidad, la tolerancia o la democracia.
El piso parejo, nada más nunca ha existido en el partido del presidente. Al interior de Morena, y mientras más cerca de la corte que rinde pleitesía a López Obrador, más claro tienen que hay una sola opinión final, la del mandatario, líder máximo y a quien no se puede contradecir, so pena de caer de su gracia y quedar fuera de la jugada.
Sin embargo, los morenistas se han dividido en dos. Unos que han mantenido su idealismo y persisten en la lucha por lograr una auténtica democracia interna. Se arriesgan a disentir, criticar y proponer. Y otros que siguen el juego de la simulación, adoptan el discurso del presidente sin la menor reflexión o pensamientos propios. A veces son tan obvios, que copian literalmente las expresiones del primer mandatario para repetirlas como loros.
A unos han puesto el mote de críticos y a otros amlovers o chairos. Los primeros siguen siendo fieles al proyecto lopezobradorista pero, cada vez más, se sienten decepcionados porque el discurso público no concuerda con los hechos. En la práctica, padecen las imposiciones, ya sea por interés o por impotencia.
A los otros, los leales a ciegas, no hay raciocinio que los convenza. Obnubilados, fanatizados, adoctrinados. Ni siquiera puede hablase de una ideología dominante entre ellos, pues basta que, ante cualquier contradicción, por evidente que sea, se les diga que el presidente lo quiere de este modo o de otro y para ellos eso basta, es como ley.
Entre las corcholatas presidenciales hay tres amlovers y tres críticos. De un lado, Claudia Sheinbaum, que hasta ha tratado de imitar al presidente. Adán Augusto López, que finca todas sus esperanzas en la lealtad que le profesa y Manuel Velasco, cuya aspiración es más bien protocolaria para estar en condiciones de negociar lo que alcance. Del otro lado, Marcelo Ebrard, quien ya manifestó su inconformidad por el apoyo gubernamental a la que se considera la favorita del presidente y el cochinero que se ha producido en la contienda interna. Ricardo Monreal y Gerardo Fernández, quienes han sido moderados al expresar sus opiniones, pues tampoco están dispuestos a quedar fuera del reparto del pastel.
La decisión del presidente, fuera por Claudia o por Marcelo, pondrá en riesgo la unidad del partido. Las señales de inconformidad van creciendo. Alfonso Durazo y Mario Delgado son operadores rebasados, de antemano, por la figura presidencial, que es la única que podría evitar que el cochinero no derive en un cisma, cuya aparición pondría en evidencia la verdadera cara del lopezobradorismo presidencialista y autoritario.
Y para iniciados
Muy temprano, Andrés Manuel López Obrador, salió a justificar el chiste que contó ayer al término de la mañanera, cuando era cuestionado sobre el caso de los jóvenes asesinados en Lagos de Moreno. Dijo que no tenía por qué ofrecer una disculpa debido a que no escuchó qué era lo que se le estaba preguntando y prefirió contar un chiste. Pero, puso la grabación donde queda claro que el chiste se refiere a un individuo que hace como que no escucha, pero sí escucha y no hace caso. No me crea a mí, vea usted el vídeo de ayer y la explicación de hoy. No veo cómo no pueda sentirse alguien indignado por esta ocurrencia de AMLO.
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