EL CONCEPTO PUEBLO
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 13 de enero de 2025
Los políticos a menudo utilizan el concepto “pueblo” para legitimar sus acciones y decisiones. Al afirmar que actúan en nombre del “pueblo” o que representan su voluntad, buscan obtener apoyo popular y justificar sus políticas, incluso aquellas que pueden ser impopulares o perjudiciales para ciertos sectores de la sociedad. Esta estrategia retórica les permite presentarse como defensores del interés general, aunque sus acciones beneficien principalmente a grupos específicos.
En muchos casos, el término “pueblo” se usa como una abstracción generalizada que no se refiere a ningún grupo social concreto. Se habla del “pueblo” como una entidad homogénea con una supuesta voluntad unificada, ignorando la diversidad de intereses, opiniones y experiencias que existen en la sociedad. Esta abstracción permite a los políticos invocar al “pueblo” sin tener que especificar a quién se refieren ni comprometerse con las necesidades de ningún grupo en particular.
Pero, antes de continuar, exploremos de manera breve lo que grandes filósofos y pensadores opinaban respecto al concepto de “pueblo”.
Aristóteles lo consideraba como la comunidad de ciudadanos que participan en la vida política y en la búsqueda del bien común.
Jean-Jacques Rousseau lo definió como el soberano, la fuente de legitimidad del poder político, cuya voluntad general debe ser expresada a través de la ley.
Karl Marx lo entendía como la clase trabajadora, oprimida por la burguesía, que debía unirse para alcanzar la emancipación y la construcción de una sociedad comunista.
Antonio Gramsci enfatizó la importancia de la cultura y la ideología en la formación de la conciencia del pueblo y su lucha por la hegemonía.
EL CONCEPTO “PUEBLO” Y GOBIERNOS POPULISTAS
Los gobiernos populistas suelen utilizar el concepto de “pueblo” de manera estratégica. Presentan al “pueblo” como un grupo homogéneo con intereses comunes, opuesto a una élite corrupta o a enemigos externos.
Invocan la voluntad del “pueblo” para justificar decisiones políticas y reprimir la disidencia.
Utilizan un lenguaje emotivo y se apela a los sentimientos de pertenencia y nacionalismo para generar adhesión.
En la actualidad, el concepto de “pueblo” es altamente subjetivo y está influenciado por diversos factores, entre ellos la globalización, interconexión que ha generado nuevas formas de identidad y pertenencia que trascienden las fronteras nacionales.
Las sociedades contemporáneas se caracterizan por la diversidad cultural, lo que dificulta la construcción de una identidad colectiva homogénea.
Las plataformas digitales han facilitado la creación de comunidades virtuales y la difusión de discursos que pueden influir en la percepción del “pueblo”.
El concepto de “pueblo” es una construcción social dinámica y compleja, sujeta a diversas interpretaciones y manipulaciones. En la actualidad, su subjetividad se ve acentuada por la globalización, el multiculturalismo y el auge de las redes sociales. Es fundamental analizar críticamente su uso en el discurso político y social para evitar caer en simplificaciones y manipulaciones que puedan atentar contra la democracia y los derechos humanos.
Como ya se dijo al principio, en muchos casos, el término “pueblo” se usa como una abstracción generalizada que no se refiere a ningún grupo social concreto. Se habla del “pueblo” como una entidad homogénea con una supuesta voluntad unificada, ignorando la diversidad de intereses, opiniones y experiencias que existen en la sociedad. Esta abstracción permite a los políticos invocar al “pueblo” sin tener que especificar a quién se refieren ni comprometerse con las necesidades de ningún grupo en particular.
Los políticos a menudo utilizan el concepto de “pueblo” para legitimar sus acciones y decisiones. Al afirmar que actúan en nombre del “pueblo” o que representan su voluntad, buscan obtener apoyo popular y justificar sus políticas, incluso aquellas que pueden ser impopulares o perjudiciales para ciertos sectores de la sociedad. Esta estrategia retórica les permite presentarse como defensores del interés general, aunque sus acciones beneficien principalmente a grupos específicos.
El concepto de “pueblo” también puede utilizarse para crear una división artificial entre “nosotros” y “ellos”. Los políticos populistas suelen construir un discurso en el que el “pueblo” se opone a una élite corrupta, a enemigos externos o a grupos minoritarios. Esta estrategia de polarización busca movilizar el apoyo popular apelando a los sentimientos de pertenencia y al miedo, y puede generar un clima de intolerancia y discriminación.
En campañas electorales, es común que los políticos prometan “escuchar al pueblo”, “trabajar para el pueblo” o “defender los intereses del pueblo”. Sin embargo, estas promesas suelen ser vagas e imprecisas, sin un compromiso concreto con acciones específicas que beneficien a la población. Una vez en el poder, muchos políticos olvidan sus promesas y se enfocan en satisfacer los intereses de grupos de poder o en mantener su posición.