EL CONGRESO DE MORELOS Y LA CRIMINALIZACIÓN DE LAS MUJERES
PERSPECTIVA
Por Marcos Pineda Godoy
Martes 11 de febrero de 2025
Son 35 años de una lucha histórica y organizada de las mujeres, desde el V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, llevado a cabo en Argentina, en 1990, en busca de evitar la criminalización y estigmatización de las mujeres por la interrupción del embarazo, conocida como el aborto.
Diversos factores sociales, así como prejuicios religiosos, morales e ideológicos han influido para que, en muchos lugares, todavía se siga impidiendo el acceso de las mujeres a servicios básicos de salud y atención, cercenando sus derechos a la igualdad, la privacidad, la salud física y mental. Todo lo contrario, han favorecido la criminalización de las mujeres que por diversos motivos recurren a la interrupción del embarazo, la mayor de las veces en condiciones inseguras y sin posibilidad de acceder a los tratamientos adecuados para su convalecencia.
Podrá estarse de acuerdo o no con la interrupción legal del embarazo, sea en lo individual o en los colectivos religiosos o políticos, pero esta problemática no debe ser abordada bajo ese tipo de valores ni principios, sino desde una perspectiva de salud pública y de los derechos humanos de las mujeres, independientemente de las creencias particulares o de grupos.
En México ya se ha avanzado, no lo suficiente, pero ya se han generado en las leyes federales y en las de la mayor parte de las entidades federativas, mejores condiciones para evitar la criminalización del aborto, si es practicado dentro de las primeras doce semanas de gestación. Incluso, desde septiembre del 2023, por unanimidad de todas y todos sus integrantes, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, declaró inconstitucional la prohibición del aborto en el Código Penal.
El gobierno izquierdista de la Ciudad de México y su Legislatura, a pesar de la oposición conservadora, lograron despenalizar el aborto, por primera vez en México, en abril del 2007. Hoy, ya son 20 estados de la República que lo han hecho, si no por convencimiento y respeto a los derechos humanos de las mujeres, sí, por mandato judicial. Obligados legalmente, pero lo hicieron.
Ayer nos enteramos de la imposición de una multa superior a los diez mil pesos al Congreso de Morelos por haber desacatado una orden judicial. En este caso, la cantidad y el hecho del desacato, en sí, no son lo relevante, sino el motivo. Diputadas y diputados no cumplieron con el mandato de despenalizar el aborto en la entidad.
La preocupación del pago de la multa con nuestros impuestos es lo de menos. De la misma forma, si asisten a trabajar o no para reunir el quórum necesario. Sí, esa fue la excusa, no se reunieron las diputadas y diputados necesarios para abordar el tema. Y nadie fue para descontarles su inasistencia a las labores legislativas.
Lo importante es que mientras más se tarda el Legislativo, hasta se fueron la mayoría de ellos alrededor de dos meses de vacaciones, las mujeres morelenses siguen expuestas, en riesgo de ser criminalizadas, mientras no se lleve a cabo la armonización de las leyes locales con las federales.
Resulta en una absoluta contradicción que abanderen las causas de las mujeres, lleven a cabo foros, impongan preseas, sostengan que ha llegado el tiempo de las mujeres y demás, mientras no asuman su responsabilidad jurídica y sigan permitiendo esta posibilidad de criminalizar a las mujeres.
Y para iniciados:
Esta madrugada, al momento de escribir estas líneas, todavía no hay una respuesta de Claudia Sheinbaum Pardo a la imposición de aranceles al acero y el aluminio ni tampoco a la multiplicación de las acciones de espionaje del ejército estadounidense, cerca de territorio mexicano. Sobre los aranceles veo dos posibilidades: Uno, de verdad ya estaba preparada con un plan C, porque el Plan A era esperar, el B negociar tras las decisiones de Trump y el C, tomar medidas propias, y anuncia las medidas a tomar o, dos, sigue el B, que es instruir a su equipo para tratar de alcanzar algún acuerdo, lo que en realidad significa ver qué más quiere el Sr. Trump. Y respecto a las operaciones de espionaje, ahí sí no hay duda, simplemente lo va a minimizar, si es que toca el tema. Va de nuevo la puesta a prueba de las presumidas grandes habilidades negociadoras de la presidenta.
La información es PODER!!!