EL CRECIENTE DESAFÍO DEL FENTANILO ENTRE JÓVENES: UN LLAMADO A LA ACCIÓN EN MORELOS
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Viernes 27 de junio de 2025
En México, el consumo de fentanilo, un opioide sintético hasta 50 veces más potente que la heroína, ha mostrado un preocupante incremento entre los jóvenes, especialmente en regiones fronterizas, pero también en estados del centro como Morelos. Según datos de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama), en 2023 se registraron 430 casos de atención por consumo de fentanilo a nivel nacional, un aumento significativo desde los 72 casos en 2020, con Morelos reportando al menos un caso de intoxicación entre junio de 2023 y enero de 2024.
Este opioide, a menudo mezclado con otras drogas como metanfetaminas o cocaína, representa un alto riesgo de sobredosis debido a su potencia y la falta de conciencia entre los consumidores recreativos, quienes muchas veces desconocen que están ingiriéndolo. La situación es alarmante, ya que el consumo ilícito no solo es adictivo, sino que puede ser mortal incluso en pequeñas dosis.
En Morelos, aunque el consumo de fentanilo no alcanza los niveles de las zonas fronterizas como Baja California o Chihuahua, la presencia de metanfetaminas es un problema de salud pública significativo, con un aumento del 218 por ciento en la demanda de tratamiento por estas sustancias entre 2017 y 2022. Los jóvenes, particularmente en áreas urbanas como Cuernavaca, enfrentan un riesgo elevado debido a la disponibilidad de estas drogas, que a menudo se consumen en entornos recreativos como fiestas o festivales.
Estudios han detectado fentanilo en sustancias como el MDMA (éxtasis) en eventos de música electrónica en el centro del país, lo que indica que el problema está llegando a contextos donde los jóvenes no esperan consumirlo. En este sentido, Morelos no está exento de la transición epidemiológica hacia el consumo de drogas sintéticas, lo que exige una respuesta urgente y coordinada.
Los padres de familia juegan un papel crucial en la detección temprana del consumo de drogas como las metanfetaminas. Los síntomas a observar incluyen cambios drásticos de comportamiento, como irritabilidad, aislamiento o agresividad; alteraciones en los patrones de sueño, ya sea insomnio o somnolencia excesiva; pérdida de interés en actividades habituales; pupilas dilatadas; pérdida de peso repentina; y un aumento en la secretividad o en la búsqueda de dinero sin explicación. Además, los padres deben estar atentos a objetos como pipas, papel aluminio o residuos de polvo blanco en las pertenencias de sus hijos. Es fundamental mantener un diálogo abierto, sin estigmatizar, y buscar ayuda profesional en los 341 Centros Comunitarios de Salud Mental y Adicciones o a través de la Línea de la Vida (800 911 2000) si se sospecha de consumo. La prevención comienza con la educación y la comunicación constante en el hogar.
El personal docente en las escuelas de Morelos también tiene una responsabilidad clave en la identificación de señales de consumo de metanfetaminas entre los estudiantes. Los profesores deben estar capacitados para reconocer indicadores como bajo rendimiento académico, ausentismo frecuente, cambios de humor extremos o signos físicos como temblores, sudoración excesiva o hiperactividad inusual. Las escuelas pueden implementar programas preventivos, como los promovidos por la Estrategia Nacional de Prevención de Adicciones (ENPA), y utilizar recursos como el sitio estrategiaenelaula.sep.gob.mx para educar a estudiantes y padres sobre los riesgos de las drogas sintéticas. Además, es vital que las escuelas mantengan naloxona, un medicamento que revierte sobredosis de opioides, y capaciten al personal en su uso, además de establecer planes de respuesta inmediata con servicios de emergencia locales. La colaboración entre docentes, familias y autoridades de salud es esencial para proteger a los jóvenes de Morelos de esta creciente amenaza.