EL DESAIRE A LA SUPREMA CORTE
PERSPECTIVA
Por Marcos Pineda Godoy
Miércoles 05 de febrero de 2025
Por primera vez en la historia republicana de México no habrá representación de la presidencia del Poder Judicial en el aniversario de las dos principales constituciones, la de 1857 y la de 1917. La presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, decidió no invitar a la todavía ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández.
La importancia de este desaire, más allá de las razones, de diferencias políticas, expuestas ayer por Sheinbaum Pardo, estriba en la concepción misma de la República como forma de gobierno. En México, como en todas las repúblicas democráticas del mundo, al menos hasta el mes de septiembre, cuando sea renovada la integración del Poder Judicial, resultado de las elecciones a celebrarse el próximo 1º de junio, la integración de las autoridades incluye a las electas por voto popular, Ejecutivo y Legislativo, tanto como al Judicial, designados por méritos profesionales o, en su caso, como ya sucedió en meses pasados, por designación directa del presidente de la República, a falta de acuerdos legislativos.
La reunión de los representantes de los tres poderes en la celebración, contando también con gobernadoras y gobernadores de las entidades federativas, representa el reconocimiento y la vigencia del compromiso con el legado juarista del 57 y la institucionalización carrancista del 17. Supone la muestra pública y nacional de la división y el equilibrio de poderes, espíritu fundamental del republicanismo. Y eso no sucederá hoy.
Sin embargo, sí están invitadas y se harán presentes, a las once de la mañana en el histórico Teatro de la República, en Querétaro, las ministras propuestas en su periodo de gobierno por Andrés Manuel López Obrador. Lenia Batres Guadarrama, Loretta Ortíz Ahlf y Yasmín Esquivel Mossa, las tres abiertamente oficialistas y ya en campaña anticipada para continuar como ministras de la Suprema Corte, con esperanzas de ocupar incluso su presidencia, aprovechando los votos -sería ingenuo creer algo diferente- de la movilización morenista, en su favor.
Vayan a dejar sus cargos o no, estuvieran con o en contra de la reforma constitucional sobre la manera de integrar al Poder Judicial, votaran a favor o de forma diferente respecto de los planteamientos presidenciales o sostengan una ideología determinada, no concordante con la oficialista, en una República siguen siendo los representantes del Poder Judicial, tanto Piña Hernández, como los demás ministros, considerados incómodos.
Acusados, en voz de Claudia Sheinbaum, de violar la Constitución, en lugar de ser sometidos a un proceso para demostrar legalmente sus desacatos, para ser sancionados, conforme a derecho, la pretensión es excluirlos y estigmatizarlos mediáticamente, apartándose, con ello, la propia titular del Ejecutivo de las normas fundamentales, de la propia Constitución. Eso no es una señal para el presente y el futuro de la República, precisamente en el acto de su máxima conmemoración anual. ¿Hacia a dónde vamos México?
Y para iniciados:
Las versiones, filtraciones o radio pasillos sobre la limpia en la Coordinación de Movilidad y Transporte son insuficientes y generan más dudas que certezas. Lo único claro es que Josué Fernández Fernández, con todo y la presumida relación y trabajo político con los trasportistas de la entidad, junto con los demás despedidos, no dieron el ancho. Sea por la comprobación de actos de corrupción, incompetencia administrativa, deslealtad o lo que fuera, él y los demás exfuncionarios, quedan como ejemplo de la mano dura que es capaz de ejercer la gobernadora, Margarita González Saravia. Toca el turno y la rifa del tigre a Jorge Alberto Barrera Toledo, intrascendente exdiputado federal, beneficiario en su momento de la ola morenista de votos populares. Su permanencia, éxito o fracaso al frente de la Coordinación, además del combate real a la corrupción, también va a depender de que no se preste a defender los intereses, ya no de Fernández, sino de los que lo antecedieron. Al buen entendedor…
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