El doble homicidio que sacude a la Ciudad de México: ¿Un mensaje del crimen organizado?
LA CRÓNICA DE MORELOS. Martes 20 de mayo de 2025.
Por Guillermo Cinta Flores
La mañana de este martes 20 de mayo de 2025, a las 7:15 horas, la Ciudad de México despertó con una noticia que golpeó al corazón del gobierno capitalino: el asesinato de Ximena Guzmán, secretaria particular de la jefa de Gobierno Clara Brugada, y José Muñoz, su asesor en temas urbanos. El ataque, perpetrado por sicarios en motocicleta en una concurrida vía de la capital, no solo segó dos vidas, sino que desató un torbellino de preguntas: ¿quién está detrás de este crimen? ¿Qué mensaje busca enviar? A esta hora, las autoridades avanzan en las investigaciones, pero los posibles móviles ya dibujan un panorama inquietante.
El modus operandi —rápido, preciso, con sicarios que estudiaron la rutina de las víctimas— apunta al crimen organizado.
En una ciudad donde el gobierno de Brugada presume logros contundentes, como la reducción del 66.6 por ciento en delitos de alto impacto de enero a abril de 2025 y la desarticulación de 18 células criminales en los últimos meses, este doble homicidio parece un desafío directo. Grupos como La Unión Tepito, el Cártel Jalisco Nueva Generación o incluso el Tren de Aragua, debilitados por 336 cateos, decomisos de drogas y 292 detenciones, podrían haber buscado enviar un mensaje: nadie, ni siquiera los más cercanos a la jefa de Gobierno, está a salvo. El eco del atentado de 2020 contra Omar García Harfuch resuena con fuerza.
Sin embargo, limitarnos a la hipótesis del narco sería miope. José Muñoz, experto en planificación urbana y regularización de predios, pudo haber tocado intereses sensibles en una ciudad donde la tierra es motivo de disputas feroces. ¿Fue este un ajuste de cuentas por decisiones administrativas en Iztapalapa, bastión histórico de Brugada? ¿O un intento de desestabilizar la narrativa de seguridad de la 4T, que celebra una caída del 32.9 por ciento en homicidios dolosos a nivel nacional? El impacto mediático del crimen, descrito en redes como un “golpe al corazón de Morena”, sugiere que el objetivo no era solo eliminar a dos funcionarios, sino erosionar la percepción de control en la capital.
Otra posibilidad, menos probable pero no descartable, es un móvil personal. Aunque la planificación del ataque sugiere un propósito mayor, la vida privada de Guzmán y Muñoz podría esconder pistas que las autoridades aún no revelan. La Fiscalía capitalina, junto con la SSC, SEDENA, Marina y el CNI, trabaja contrarreloj revisando cámaras y recolectando indicios, pero el silencio oficial deja espacio a la especulación.
Lo que sí es claro es el contexto: este crimen ocurre en una ciudad que ha golpeado con fuerza al narcomenudeo (14,800 dosis de marihuana y 3,888 de metanfetaminas decomisadas en 2025), la extorsión (188 detenidos en el último semestre) y el robo de autopartes (2,051 toneladas recuperadas). Estos avances, aunque celebrados, han generado enemigos poderosos. ¿Fue este un acto de venganza, un intento de intimidación o una maniobra para desestabilizar a Brugada en un momento clave?
La Ciudad de México, autoproclamada “la más segura del mundo”, enfrenta hoy un recordatorio brutal: la violencia no distingue jerarquías. Mientras las autoridades no esclarezcan el móvil, la incertidumbre seguirá alimentando el miedo. Una cosa es segura: este no fue un crimen cualquiera. Fue un mensaje, y descifrarlo será crucial para entender el futuro de la capital.
Las investigaciones están en curso, y cualquier conclusión definitiva dependerá de los avances de la Fiscalía. Por ahora, la ciudad contiene el aliento.