EL ESPACIO PÚBLICO Y EL DESAFÍO DEL COMERCIO AMBULANTE
ANÁLISIS
Por Guillermo Cinta Flores
Jueves 09 de enero de 2025
El espacio público se refiere a cualquier área o lugar al que la comunidad tiene acceso libre y gratuito, diseñado para el uso colectivo y el bienestar social. Incluye calles, plazas, parques, aceras, y otros espacios urbanos o rurales que facilitan la interacción social, la movilidad, el ocio y la expresión cultural. Estos lugares son esenciales para la vida democrática, ya que promueven la cohesión social, permiten el ejercicio de derechos como la libertad de reunión y expresión, y son fundamentales para el desarrollo de una comunidad inclusiva y participativa.
El tema del comercio ambulante y semifijo en Cuernavaca ha sido un punto de fricción constante entre los ciudadanos y las administraciones municipales a lo largo de varias décadas. Recientemente, el secretario del Ayuntamiento, Oscar Cano Mondragón, ha anunciado que se retomará la regularización de estas actividades comerciales.
Empero, la promesa de ordenar el espacio público es una que ha resonado en la comunidad, especialmente en el centro histórico donde la presencia de vendedores ambulantes ha sido más notoria. La ciudadanía ha expresado en numerosas ocasiones su deseo de recuperar las calles y plazas para el disfrute público, argumentando que el desorden y la ocupación indebida de espacios afectan no solo la estética urbana, sino también la seguridad y el flujo vehicular.
Sin embargo, la regularización del comercio informal no es una tarea sencilla.
A través de los años, se han implementado diversas estrategias, desde la concesión de permisos temporales hasta la aplicación de multas y el desalojo de vendedores sin licencia. La administración actual ha mencionado la revisión de padrones para identificar a aquellos comerciantes que cuentan con permisos válidos y pueden permanecer en ciertas áreas, pero esto genera preguntas sobre cómo se manejará la transición y si realmente se logrará una solución duradera. La experiencia pasada muestra que, a pesar de iniciativas similares, la práctica del comercio ambulante ilegal ha persistido, lo que sugiere desafíos tanto logísticos como sociales.
Los cuernavacenses tienen opiniones diversas sobre este tema. Algunos apoyan la idea de regularizar y ordenar, viendo en ello una oportunidad para revitalizar el centro de la ciudad, hacerla más atractiva para turistas y mejorar la calidad de vida. Otros, sin embargo, muestran escepticismo, basados en promesas incumplidas de administraciones anteriores. Hay quienes argumentan que el comercio ambulante forma parte de la cultura y la economía local, proponiendo soluciones más integradoras que involucren a los vendedores en el proceso de ordenamiento. La perspectiva común es que, para que la regularización sea efectiva, debe haber transparencia, participación ciudadana y un enfoque integral que no solo desplace a los comerciantes, sino que ofrezca alternativas viables.
La implementación de estas medidas enfrenta obstáculos prácticos y políticos. La resistencia de los comerciantes ambulantes y semifijos, muchos de los cuales dependen de esta actividad para su sustento, siempre genera conflictos. Además, la corrupción y la falta de voluntad política en administraciones pasadas han minado la confianza en el proceso de regularización.
Es esencial que el gobierno municipal, a través de la dependencia regida por Oscar Cano Mondragón, establezca mecanismos claros de comunicación, negociación y, sobre todo, cumplimiento de lo prometido. Solo así se podrá devolver el espacio público a los ciudadanos de Cuernavaca, promoviendo un equilibrio entre el derecho al comercio y el bienestar de la comunidad.