EL FLAGELO DE LA INSEGURIDAD EN EL TRANSPORTE PÚBLICO DE CUERNAVACA
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Jueves 21 de agosto de 2025
El pasado 19 de agosto de 2025, la base de la Ruta 18 en Cuernavaca fue escenario de un violento asalto, según reportó TV Azteca Morelos. A las 13:55 horas, tres sujetos armados irrumpieron, encañonaron a los trabajadores y los obligaron a tirarse al suelo. En un acto de crueldad, lanzaron a un adulto mayor al piso y golpearon en la cabeza con un arma de fuego a un empleado, causándole una herida. Los asaltantes despojaron a las víctimas de dinero, teléfonos y carteras antes de huir a pie hacia calles aledañas. Este incidente no es un caso aislado, sino un reflejo de la creciente ola de inseguridad que azota el transporte público en la capital de Morelos.
La impunidad agrava esta crisis. A pesar de que las cámaras de videovigilancia captaron el atraco y la Secretaría de Protección y Auxilio Ciudadano de Cuernavaca confirmó los hechos, las víctimas optaron por no presentar una denuncia formal ante la Fiscalía estatal. Esta decisión, probablemente motivada por el miedo o la desconfianza en las autoridades, deja a los responsables en libertad y perpetúa el ciclo de violencia. Los asaltos a rutas y bases de transporte en Cuernavaca, como los reportados en la Ruta 1 o en comercios locales, son una constante que afecta a trabajadores y usuarios, quienes enfrentan no solo la pérdida de sus pertenencias, sino también el trauma de la violencia armada.
La ciudadanía, atrapada en esta espiral de inseguridad, vive con temor constante. Los trabajadores del transporte, como los de la Ruta 18, no solo arriesgan su integridad física, sino también su estabilidad emocional y económica al ser víctimas de estos robos. La falta de acción contundente por parte de las autoridades refuerza la percepción de que la delincuencia actúa sin consecuencias. Casos como el de la Ruta 18, donde la violencia es captada en video pero no deriva en justicia, evidencian una desconexión entre los sistemas de seguridad y las necesidades de la población.
Es urgente que las autoridades implementen medidas efectivas para frenar esta situación. La falta de denuncias no debe ser excusa para la inacción; las grabaciones de seguridad y los reportes policiales deberían bastar para iniciar investigaciones. Reforzar la vigilancia en puntos críticos como las bases de transporte, mejorar la coordinación entre las corporaciones de seguridad y fomentar la confianza en la Fiscalía son pasos necesarios. Los ciudadanos de Cuernavaca merecen transitar y trabajar sin temor, y es responsabilidad del gobierno garantizar su seguridad frente a esta alarmante escalada de robos violentos.