EL LIBRO “LA CONFIANZA” DE FRANCIS FUKUYAMA Y LA REALIDAD MEXICANA

CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 24 de noviembre de 2025
Francis Fukuyama, el influyente politólogo estadounidense conocido por obras como El fin de la historia y el último hombre (1992), publicó en 1995 su libro original en inglés titulado Trust: The Social Virtues and the Creation of Prosperity. La edición en español, traducida por Víctor Alba y titulada La Confianza, vio la luz en 1998, editada por Ediciones B (parte del Grupo Zeta) en Barcelona. Esta obra, con 472 páginas, explora cómo la confianza social —entendida como un “capital social” espontáneo basado en la fiabilidad, la honestidad y el respeto mutuo— es un factor determinante para el desarrollo económico y la prosperidad de las sociedades.
Fukuyama argumenta que la confianza no es solo un rasgo moral, sino un motor estructural de la economía y la cohesión social. Divide las sociedades en dos tipos principales:
Sociedades de alta confianza (como Alemania, Japón o Estados Unidos): Aquí, las normas compartidas permiten la creación de grandes corporaciones y redes impersonales, fomentando la innovación, la eficiencia y el crecimiento. La “confianza generalizada” reduce costos de transacción (como contratos y vigilancia) y genera un “capital social” que trasciende la familia, impulsando el progreso colectivo.
Sociedades de baja confianza (como China o el sur de Italia): Predomina la confianza familiar o particularista, lo que limita el tamaño de las empresas, fomenta la corrupción y obstaculiza la cooperación a gran escala. Esto genera economías fragmentadas, con innovación estancada y mayor desigualdad.
El autor enfatiza que la cultura —entendida como reglas de juego compartidas y respetadas— es clave para transitar de la desconfianza a la confianza, lo que a su vez fortalece las instituciones democráticas y reduce la polarización.
APLICACIÓN AL CONTEXTO MEXICANO: DESCONFIANZA, POLARIZACIÓN Y DESCOMPOSICIÓN REGIONAL
La desconfianza generalizada, la polarización social y política, y una descomposición en regiones como las afectadas por la violencia (por ejemplo, en el norte o el Pacífico) resuena directamente con las tesis de Fukuyama.
En La Confianza, él advierte que la baja confianza erosiona las instituciones, fomenta ciclos viciosos de corrupción y fragmentación, y debilita la capacidad de respuesta colectiva a crisis, precisamente lo que observamos en México hoy.
Aplicando sus ideas, veamos cómo se manifiesta esto en el panorama actual (hacia finales de 2025):
Desconfianza como barrera al desarrollo económico y social: México, según métricas globales como el Índice de Confianza Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se ubica en niveles bajos de confianza interpersonal y en instituciones, similar a las sociedades “familialistas” que Fukuyama describe. Esto se traduce en economías locales dependientes de redes clientelares o familiares, donde la corrupción permea desde el gobierno hasta las empresas, limitando la inversión y la innovación. En regiones como Guerrero o Michoacán, la descomposición —con control de cárteles y debilidad estatal— es un ejemplo claro: sin confianza generalizada, las comunidades no cooperan para resolver problemas colectivos, perpetuando la violencia y la migración forzada.
Polarización política como erosión del capital social: Fukuyama sostiene que la polarización surge en entornos de baja confianza, donde el “nosotros vs. ellos” reemplaza el diálogo, socavando la democracia. En México de 2025, esto es evidente en el auge de liderazgos personalistas (como el de Claudia Sheinbaum o sus críticos), que castigan a partidos tradicionales y exacerban divisiones generacionales y regionales. La polarización no solo siembra desconfianza en elecciones (como las de junio de 2024, con acusaciones de fraude), sino que materializa en violencia simbólica y física, como el colapso de la empatía en debates públicos o protestas que escalan a confrontaciones. El populismo, que prospera en esta dinámica, ofrece “respuestas sencillas” a problemas complejos como la desigualdad, pero profundiza la fragmentación, alineándose con la advertencia de Fukuyama sobre cómo la desconfianza debilita la gobernabilidad.
HACIA UNA SALIDA: LECCIONES DE FUKUYAMA PARA MÉXICO
El autor no es pesimista; propone que la confianza se construye mediante reformas culturales e institucionales, como fortalecer normas compartidas (educación cívica, justicia independiente) y reducir desigualdades que alimentan el resentimiento. En México, esto implicaría invertir en cohesión regional —por ejemplo, programas de diálogo comunitario en zonas de alta violencia para generar “capital social” local— y combatir la desinformación que amplifica la polarización en redes sociales. Sin embargo, el reto es grande: la desconfianza progresiva en partidos y el Estado erosiona la base para tales cambios, potencialmente acelerando la descomposición que se percibe en gran parte del país.
En resumen, Fukuyama nos invita a ver la desconfianza no como un destino inevitable, sino como un obstáculo superable. México, con su rica diversidad, podría transitar hacia una confianza más “generalizada” si prioriza la empatía y las instituciones inclusivas.
