EL OBISPO Y LAS CANDIDATAS
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Jueves 9 de mayo de 2024
El titular de la Diócesis de Cuernavaca y secretario del Episcopado Mexicano, monseñor Ramón Castro, es un experto en el análisis y el diseño de la comunicación política. Posee el don de la ubicuidad, siempre buscando los reflectores, las cámaras y los micrófonos. En mi pueblo a eso lo llaman protagonismo u oportunismo, como también se dice en la política, esa actividad humana donde no hay iluminados, sino pecadores mortales sometidos por las peores bajezas humanas. Esto último lo conoce muy bien el citado prelado, acostumbrado a regodearse con el poder público.
Pero a Ramón Castro le encanta ese escenario. Y no desaprovechó la coyuntura preelectoral para proyectarse desde ahora hacia el siguiente sexenio gubernamental de Morelos (2024-2030). Convocó a las tres candidatas a la gubernatura a firmar un Compromiso por la Paz que, teóricamente, contiene un catálogo de magníficas ideas tendientes a generar un clima social con mayor seguridad pública, pero cuya verdadera intencionalidad es impactar en el ánimo de la próxima gobernadora, sea quien fuere. En concreto: algo muy sustancioso pretende don Ramón.
Aquí retomaré mi columna del 14 de diciembre de 2018, titulada LAS INDULGENCIAS DE RAMÓN CASTRO A “CUAUH”, donde expuse ciertos hechos reveladores de la verdadera esencia en la relación del obispo con políticos de alto calibre. Transcribo:
Ni duda cabe que, al obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, le sientan muy bien las indulgencias provenientes de… cualquier parte, inclusive del gobernador en turno. El prelado, siendo titular de la Diócesis que controla a la jerarquía católica en nuestra entidad, por ahora debe estar interesado en sostener una magnífica relación con el flamante titular del Poder Ejecutivo, Cuauhtémoc Blanco Bravo, con quien se desayunó en la Residencia Oficial.
Antes de continuar quiero ir a los precedentes, estimados lectores.
El 6 de abril de 2016 escribí con relación a los fondos que el entonces diputado federal priísta Matías Nazario Morales, apoyado por César Camacho Quiroz (era su jefe de grupo parlamentario), gestionó ante la Federación a favor de la Diócesis de Cuernavaca.
La cifra lograda presuntamente para remodelar la Catedral de la capital morelense ascendió a la nada despreciable cantidad de 75 millones de pesos. El dinero se destinó para ser utilizado en la conservación de frescos, en la cimentación y en la edificación.
El portal electrónico “Sur Digital” del periodista Pedro Tonantzin difundió lo siguiente al respecto:
“Luego de un cabildeo en la Cámara de Diputados se logró la asignación de 75 millones de pesos para la restauración del principal monumento histórico religioso de Morelos: la Catedral de Cuernavaca, la cual presenta serios daños en sus frescos y edificación. Matías Nazario Morales, diputado federal, y el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, acordaron que la conservación de dicho monumento histórico es importante para la preservación de la historia de Morelos, así como su importancia en los primeros años de la Colonia”. Agregó Tonantzin: “Nazario Morales contó con el respaldo del líder de la bancada del PRI, César Camacho Quiroz, quien logró el apoyo de los legisladores tricolores para autorizar (evidentemente vía SHCP) esa asignación de recursos, para frenar el deterioro de tan importante pieza de la arquitectura colonial”.
El mismo 6 de abril de 2016 indiqué que “unen más los odios que las pasiones”, ello en alusión al conflicto de Matías Nazario con el gobernador en turno, Graco Ramírez, desde que inició el anterior régimen en 2012.
Es importante hacer notar que sobre este escenario de perniciosas relaciones entre Ramón Castro y Matías Nazario predominaba el priismo. Continuemos.
Es importante recordar que el 24 de marzo de 2016 estuvo en Cuernavaca el arzobispo (priísta) de Ecatepec (Edomex) Onésimo Cepeda, hace muchos años Secretario del Obispado en la Diócesis de la capital morelense. Coincidiendo con el Jueves Santo y al término de la Misa Crismal, Onésimo Cepeda declaró que Graco Ramírez le había hecho majadería y media al obispo Castro. Añadió: “En cuestiones de seguridad no le vamos a echar la culpa al gobierno de Peña Nieto (…) Yo defiendo al obispo Castro, a quien Graco nunca ha buscado”.
Semanas después, Ramón Castro organizó el 21 de mayo otra marcha contra la inseguridad, apoyado por varios personajes, como son el ahora ex rector Alejandro Vera Jiménez y Gerardo Becerra, presunto zar anticorrupción del gobierno de Cuauhtémoc Blanco.
27 de marzo 2017 escribí lo siguiente con relación al multicitado obispo:
“El obispo lleva varios años metido al juego político, al cual entró porque el gobernador Graco Ramírez no aceptó satisfacer sus caprichos… vinculados al dinero fácil”.
“Cuando arribó a Cuernavaca en 2013 proveniente de Campeche, de donde partió muy cuestionado, Castro recibió una prudente recepción por parte del mandatario, así como su respeto. Pero algo debió suceder al cabo del tiempo, con fondo económico, que no satisfizo al obispo. Luego vendría la posición del PRD sobre el aborto y los matrimonios igualitarios, temas que derramaron el vaso”.
“Sin embargo, hubo dos momentos en que el religioso se balconeó: uno fue cuando Onésimo Cepeda, obispo de Ecatepec, admitió que ‘hay diferencias con el gobierno estatal porque Graco Ramírez no se ha acercado a Ramón (Castro)’. Y otro ocurrido apenas la segunda quincena de enero pasado, durante una comilona convocada por Castro en Catedral, donde pasó la charola a empresarios y políticos presentes exigiéndoles una dádiva de 10 mil pesos per cápita, porque ‘Graco no nos da nada’”.
Para nadie es un secreto dentro de la Diócesis de Cuernavaca, que el obispo tiene una vida de lujos y sin problemas financieros.
Por tal motivo, no existe la menor duda de que en el desayuno que tuvo la mañana de este viernes 14 de diciembre en la Residencia Oficial con Cuauhtémoc Blanco, gobernador de Morelos, en algún momento le comentó lo referente a las “indulgencias” rechazadas en su momento por Graco Ramírez. El obispo también es actor político y sabe perfectamente que en la política no hay amigos, sino intereses. Y al “Cuauh” le urgen aliados con peso específico. Al tiempo lo veremos y sabremos.
Hasta aquí aquella columna. Y ahí viene de nuevo don Ramón Castro Castro (sin la Y).