El palenque del recinto ferial de Acapantzingo, bajo la sombra de la corrupción e inundaciones
El presidente municipal de Cuernavaca, José Luis Urióstegui Salgado, anunció el jueves 13 de enero de 2022 el rescate de la “Feria de la Primavera”, cuyo objetivo, según dijo, sería la reactivación económica de la capital morelense, aunque no habría venta de alcohol ni peleas de gallos como tradicionalmente lo constatamos durante décadas. Asimismo, el edil agregó que la Feria no tendría como escenario el malogrado “recinto ferial” de Acapantzingo, sino otros lugares, verbigracia los parques Revolución y Melchor Ocampo, prevaleciendo la venta de flores cultivadas en los viveros locales y otros productos artesanales. La organización correría a cargo de la Secretaría de Desarrollo Económico y Turismo, cuyo titular era entonces Humberto Paladino Valdovinos.
La decisión de rescatar la “Feria de la Primavera” fue de manera colegiada en el Cabildo. Haiga sido como haiga sido, merecía un aplauso, aunque habríamos de ver la organización y realización… si es que la pandemia lo permitía. Desafortunadamente, el anuncio de 2022 no se materializó en una edición plena ese año debido a las restricciones sanitarias por COVID-19, y la Feria de la Primavera ha enfrentado altibajos en los años subsiguientes, con ediciones reducidas o virtuales en 2023 y 2024 para priorizar la salud pública y la economía local. En 2025 hubo una feria, venida a menos.
Aquí es importante recordar que el 27 de marzo de 2015 fue inaugurada la última Feria de la Primavera Cuernavaca en su formato tradicional, en el trienio del alcalde Jorge Morales Barud, la cual corrió a cargo de operadores distintos a los que durante varios años dirigió Federico Figueroa, hermano del finado Joan Sebastian. Y con relación a la sociedad local no hubo de otra: debió acudir al Recinto Ferial de Acapantzingo a falta de un evento de mayor trascendencia, susceptible de ser considerado relevante a nivel nacional.
Sin embargo, el estancamiento de dicha Feria tenía antecedentes, como resultado de una prolongada e histórica red de corruptelas, mala planeación por parte del Ayuntamiento citadino, los caprichos de los presidentes municipales en turno, el origen viciado del Recinto Ferial y el impacto del intenso desarrollo comercial propiciado en nuestra capital y su zona conurbada por grandes cadenas de tiendas de autoservicio y departamentales.
Los fracasos de la Feria se percibieron con mayor intensidad en determinados trienios, como ocurrió con el de Adrián Rivera Pérez, alcalde cuernavacense de 2003 a 2006. Es importante subrayar que la problemática enfrentada por quienes tuvieron a su cargo la organización del evento no es privativa de Cuernavaca y otras localidades morelenses, pues se repite con otras ferias regionales a nivel nacional, aunque cabe subrayar que respecto a la de Cuernavaca, el mayor conflicto ha radicado siempre en la nula disponibilidad de un predio propio para su realización.
El “recinto ferial” de Acapantzingo aún está inmerso en la red de corrupción donde participaron alcaldes, regidores y ejidatarios, a fin de enriquecerse. Este predio, ubicado en la colonia Acapantzingo, tiene un origen controvertido que se remonta a los años 90 y principios de los 2000, cuando el Ayuntamiento de Cuernavaca, bajo administraciones como la de José Raúl Hernández Ávila (2000-2003), realizó pagos millonarios a ejidatarios locales por la cesión de terrenos que resultaron irregulares e ilegales según resoluciones judiciales posteriores. La corrupción involucró sobornos, ventas ficticias de tierras ejidales protegidas por la ley agraria y un entramado de intereses entre funcionarios públicos y particulares, lo que derivó en demandas y embargos que han impedido su uso óptimo durante más de dos décadas. A pesar de intentos de regularización en trienios intermedios, como el de Manuel Ortiz Suárez en 2019-2021, el sitio permanece en litigio, simbolizando un ejemplo clásico de cómo la impunidad y la falta de transparencia han lastrado el desarrollo cultural y económico de Cuernavaca.
En la actualidad, el palenque principal del recinto —ese emblemático escenario al aire libre donde se han presentado desde artistas locales hasta figuras nacionales en ediciones pasadas de la Feria— es propiedad privada, adquirida en 2018 por un empresario local tras una subasta controvertida ligada a las deudas pendientes del Ayuntamiento. Este palenque, con su estructura que data de los años 70 y ha sido testigo de innumerables eventos, enfrenta ahora desafíos adicionales por el deterioro acumulado y problemas de infraestructura.
Hay quienes opinan que la mejor época de la Feria Cuernavaca fue el bienio 2001-2002, con Carlos Pedroza, entonces secretario de Desarrollo Económico, y los regidores municipales Jesús Giles Sánchez (q.e.p.d.) y Víctor Sánchez Trujillo al frente del comité organizador, teniendo como escenario los terrenos de Acapantzingo, posteriormente inmersos (como ya lo indiqué) en un conflicto de intereses y corruptelas sobre los pagos efectuados por el Ayuntamiento entonces a cargo del panista José Raúl Hernández Ávila (periodo 2000-2003) a ejidatarios que vendieron ilegalmente esos predios.
Imaginen ustedes la situación que se vivió en 2005: la administración del alcalde Adrián Rivera Pérez, al no disponer de aquel escenario, rentó en Jiutepec una ex granja avícola perteneciente a Guillermo León Flores, donde hizo el ridículo y generó un serio problema de imagen a la Feria proyectándola como un evento mal organizado y sin importancia. De nada sirvió entregarla en concesión al “empresario” Carlos Quiroz Maldonado, quien resultó un auténtico fiasco.
Actualizando la información al presente, el Recinto Ferial de Acapantzingo sigue siendo un punto de controversia, especialmente tras la reciente inundación que provocó la cancelación del concierto del grupo Matute el 20 de agosto de 2025. Este incidente, causado por las fuertes lluvias que azotaron Morelos, dejó el palenque principal bajo más de un metro de agua, dañando equipo de sonido y escenarios temporales, y obligando a la evacuación de cientos de asistentes.
Marcos Manuel Suárez Gerard, actual secretario de Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Cuernavaca, ha declarado que el propietario actual del palenque deberá realizar las reparaciones pertinentes para evitar futuras inundaciones, incluyendo la instalación de sistemas de drenaje mejorados, refuerzo de muros perimetrales y limpieza de canales adyacentes, bajo amenaza de revocación de permisos para eventos si no se cumple en un plazo de 60 días. Esta exigencia forma parte de un plan municipal más amplio para mitigar riesgos climáticos en predios históricos, aunque persisten dudas sobre la viabilidad dada la titularidad privada y los litigios pendientes derivados de los antecedentes corruptos del sitio.