EL PIB, LA INFLACIÓN Y EL REPARTO DE PRESTADO

PERSPECTIVA
Por Marcos Pineda Godoy
Viernes 31 de octubre de 2025
Uno de los principales indicadores que dan cuenta del estado de la economía en un país es su Producto Interno Bruto (PIB), anualizado. El PIB consiste en la cuantificación y suma del total de bienes y servicios que se producen a lo largo de un periodo determinado.
La lógica más simple nos dice que si el PIB es positivo el país ha crecido económicamente, es decir, hubo más bienes y servicios producidos y, por tanto, mayores ingresos y egresos, mayores posibilidades ya sea de ahorro o de inversión, así como mejores probabilidades de instrumentar políticas públicas más justas en el proceso de redistribución de la riqueza, pues los gobiernos cuentan también con más recursos tributarios y no tributarios.
Si es negativo, la economía se ha deteriorado. Hay menos de todo lo mencionado en el párrafo anterior. Y si se estanca, es decir, ni crece ni decrece, basta con los efectos de la inflación para que el deterioro de la economía tenga efectos negativos en todos o múltiples ámbitos. El razonamiento es muy sencillo: no se puede repartir ni usar lo que no hay, a menos que pidas prestado. Pero el crédito cuesta, no es de gratis.
De principios de los 60 del siglo pasado al 2024 los indicadores sobre el PIB mexicano han variado significativamente. Aunque mayormente con cierta estabilidad económica, pero han venido a la baja. De 1981 hacia atrás se registraron altos porcentajes de crecimiento del PIB. El mayor, 11.9% en 1964 y en dos diferentes años, los menores, 1969 y 1977, con 3.4%. El problema fue que desde 1973 se registraron, a la par, elevados índices de inflación, en otras palabras, los precios subían y eso pulverizaba o disminuía el avance económico. Por ejemplo, en 1977, la inflación fue de 29.1% y en 1987 de 131.8%, contra un crecimiento del PIB de tan sólo 2.1%.
Desde la introducción de las políticas económicas llamadas neoliberales, a mediados de los ochenta del siglo pasado, ha habido drásticas caídas del PIB, en los momentos de crisis, destacando 1995, con -5.9%, 2009, con menos 6.3% y la peor, en la pandemia de COVID, 2020, con -8.4%. A pesar de la recuperación económica, el año pasado, 2024, únicamente se creció al 1.5%. Pero hubo una inflación de 4.7%. Para este año los resultados entre PIB e inflación no son nada satisfactorios, como mucho la economía mexicana resultará estancada, si no en retroceso.
Y en la práctica, en la realidad actual de México ¿por qué son importantes estos números? Pues porque las políticas de redistribución de la riqueza se basan en un diez por ciento del total del presupuesto anual destinado al reparto directo de recursos, a través de los programas sociales. Hay otros indicadores económicos que influyen, claro, pero si contrastamos PIB contra inflación y tomamos en cuenta el presupuesto de ingresos y egresos, nos quedará muy claro que los recursos no alcanzan. Para que el gobierno mantenga los programas sociales y lo demás, no tiene de otra. Deberá endeudarnos. El gobierno está quebrado. Mucho que repartir, pero de prestado.
Y esa deuda cuesta, y cuesta mucho a la larga. De eso hablaremos en otra ocasión.
Y PARA INICIADOS:
Cómo no vamos a figurar en el top cinco de percepción de inseguridad a nivel nacional si, por ejemplo, la madrugada de hoy, al momento de escribir estas líneas, por ahí de las cuatro con diez, una larga ráfaga de disparos a unos los despierta y a otros nos alerta. En fin.
La información es PODER!!!
