EL PLEITO DE NOROÑA: UN FORASTERO CONTRA MORELOS; QUE SE VAYA, AQUÍ NO ES BIENVENIDO
OPINIÓN
Por Guillermo Cinta Flores
Viernes 5 de septiembre de 2025
Gerardo Fernández Noroña, el senador que se dice “del pueblo”, ha vuelto a mostrar su verdadera cara: la de un oportunista camorrista que no duda en arremeter contra quienes representan el alma de Morelos, como Juan Salgado Brito, actual secretario de Gobierno y uno de los políticos más destacados de la entidad. Mientras Salgado trabaja por la gobernabilidad y la unidad del estado, enfrentando retos como la inseguridad y la corrupción con un enfoque de diálogo y respeto, Noroña se dedica a lanzar dardos desde su púlpito de soberbia, criticando a un político local que conoce de primera mano las necesidades de nuestra tierra. Su ataque no es solo una falta de respeto, es una afrenta a Morelos, un estado que no necesita forasteros metiendo ruido en nuestra casa. Juan Salgado Brito es de los nuestros, un hombre que ha caminado las calles de Morelos, que entiende su historia y sus luchas, desde la gesta de Emiliano Zapata hasta los desafíos modernos de un estado que busca progreso sin perder su esencia. Su llamado a la unidad durante las ceremonias patrias y su esfuerzo por coordinar a los poderes públicos para combatir la impunidad demuestran que su prioridad es el bienestar de los morelenses, no la grilla barata. En cambio, Noroña, con su historial de confrontaciones, desde pleitos en el Senado hasta sus desplantes en redes sociales, parece más interesado en los reflectores que en construir algo sólido. Su residencia en Tepoztlán, adquirida en una zona donde los comuneros señalan restricciones, no es solo un problema legal; es un símbolo de su desconexión con la tierra morelense. Es un don nadie.
La rabia de Noroña surge ante la irregularidad de la lujosa “Casa del Silencio” en Tepoztlán, valuada en 12 millones de pesos, un capricho que choca con su discurso de austeridad y que ha levantado las cejas de los comuneros y del propio Salgado. Juan, con la claridad que lo caracteriza, le exigió al senador regularizar su situación y respetar los usos y costumbres de un pueblo mágico como Tepoztlán, algo que cualquier ciudadano decente entendería como un deber. Pero Noroña, lejos de asumir su responsabilidad, optó por el camino del escándalo, acusando a Salgado de sumarse a un “golpeteo político” y hasta insinuando que le sale el “priista” por dentro. ¿Quién es Noroña para descalificar a un morelense que lleva años trabajando por su estado, mientras él solo aparece para lucir su ego?
Morelos no necesita a Fernández Noroña y su circo mediático. Necesita líderes como Juan Salgado, que con humildad y compromiso enfrentan los retos del estado sin necesidad de alzar la voz más de lo necesario. Mientras Noroña se pierde en su verborrea y sus lujos, Salgado trabaja para que Tepoztlán y Huitzilac resuelvan sus problemas históricos de regularización territorial, un esfuerzo que beneficia a todos, no solo a los que gritan más fuerte. Que Noroña se mire al espejo y decida si quiere ser parte de la solución o seguir siendo un forastero que solo trae problemas. Morelos es de los morelenses, y Juan Salgado es prueba de ello.