EL PODER INQUEBRANTABLE DE ADÁN AUGUSTO LÓPEZ HERNÁNDEZ
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Jueves 7 de agosto de 2025
Adán Augusto López Hernández, senador y presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Senado, ha demostrado ser una figura central en la política mexicana, particularmente dentro de Morena. Su influencia se basa en una trayectoria sólida: exgobernador de Tabasco, exsecretario de Gobernación y miembro fundador de la 4T.
Esta combinación de experiencia, lealtad al proyecto de Andrés Manuel López Obrador y control sobre la agenda legislativa lo convierte en un operador político clave, capaz de salir bien librado incluso frente a graves acusaciones, como las que lo vinculan con el presunto líder criminal Hernán Bermúdez Requena.
En la sesión de la Comisión Permanente correspondiente a este miércoles, López Hernández no solo evadió el escrutinio de la oposición, sino que salió fortalecido, arropado por líderes de Morena como Ignacio Mier, Imelda Castro y Gerardo Fernández Noroña. Tal respaldo refleja la disciplina de Morena, que cerró filas para proteger a uno de sus pilares. La mayoría legislativa de Morena y sus aliados (PT y PVEM) bloqueó cualquier intento de la oposición (PAN, PRI, MC) por debatir las acusaciones, demostrando que el control numérico y la cohesión partidista son herramientas poderosas para blindar a sus figuras clave. La exigencia de la oposición para que Adán Augusto dejara su posición senatorial y enfrente su participación en el escándalo de Bermúdez Requena, fue rechazada.
La fuerza de López Hernández también radica en su habilidad para tejer alianzas estratégicas. Como presidente de la Jucopo, ha integrado a expanistas como Miguel Ángel Yunes Márquez y Ricardo Sheffield, así como al expriista Alejandro Murat, fortaleciendo su base de apoyo en el Senado. Su capacidad para negociar con actores externos, como el ministro Alberto Pérez Dayán en la reforma judicial, subraya su destreza política. Además, su control sobre el presupuesto del Senado (5,104 millones de pesos en 2025) le otorga un poder discrecional que refuerza su influencia.
El caso de Bermúdez Requena, acusado de nexos con el crimen organizado, ha generado ruido mediático, pero no ha logrado derribar a López Hernández. La ausencia de investigaciones formales en su contra, sumada a la narrativa de Morena de que se trata de una “campaña de desprestigio”, ha minimizado el impacto. López Hernández ha manejado el escándalo con cautela, desvinculándose de Bermúdez y limitándose a declaraciones que lo posicionan como dispuesto a colaborar con las autoridades, sin alimentar la controversia.
El respaldo implícito de AMLO y la neutralidad estratégica de Claudia Sheinbaum refuerzan la posición de López Hernández. Aunque Sheinbaum ha mantenido distancia pública, no lo ha desautorizado, y la lealtad de la base morenista lo sostiene como un operador confiable de la 4T.
Hacia el futuro, López Hernández podría perfilarse como un contendiente potencial para 2030, a pesar de los escándalos. Su rol en el Senado y su capacidad para movilizar recursos y aliados lo mantienen como una figura relevante. Sin embargo, las próximas decisiones en la plenaria de Morena (26-29 de agosto de 2025) serán cruciales para determinar si conserva su liderazgo en la bancada. Por ahora, su habilidad para navegar la polarización política y el apoyo de Morena lo consolidan como un pilar inamovible de la 4T.
El caso de Adán Augusto López Hernández ilustra cómo el poder en México se construye no solo con cargos, sino con lealtades, negociaciones y control de narrativas. Mientras Morena mantenga su cohesión y el sistema judicial no presente pruebas concretas en su contra, López Hernández seguirá siendo una fuerza política difícil de desafiar, capaz de burlarse de propios y extraños sin perder el respaldo de su partido.