EL PODER JUDICIAL: ENTRE LA ESPERANZA Y LA REFORMA
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 2 de junio de 2025
Durante décadas, he cuestionado los exorbitantes salarios de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, magistrados de Circuito y jueces de Distrito, así como la actitud despótica de muchos de ellos, quienes, atrincherados en sus privilegios, operan en ínsulas impenetrables donde solo prosperan quienes comparten su lenguaje de élite. Este sistema, que a menudo ha favorecido a los poderosos, es el reflejo de la alianza perversa entre el poder público y el económico, sirviendo a regímenes en turno y a intereses privados.
Sin embargo, en tiempos recientes, hemos sido testigos de cómo ciertos funcionarios judiciales han actuado como un contrapeso valioso, frenando intentos de vulnerar el orden constitucional por parte de presidentes, gobernadores y legisladores. Este contraste nos obliga a reflexionar sobre el rol del Poder Judicial Federal y su potencial para transformarse en un verdadero pilar de justicia para los mexicanos.
El Poder Judicial Federal, a pesar de sus vicios históricos, ha demostrado en momentos clave su capacidad para defender la Constitución. Decisiones recientes de la Suprema Corte y de juzgados de Distrito han detenido abusos que amenazaban los principios fundamentales de nuestra Carta Magna, mostrando que, incluso con sus defectos, este poder puede ser un baluarte contra el autoritarismo. En el caso de Morelos, por ejemplo, las resoluciones de los funcionarios judiciales federales han sido cruciales para proteger derechos y garantizar el cumplimiento de la ley frente a excesos del poder local. Estas acciones nos recuerdan que un Poder Judicial independiente es esencial para la democracia, pero también nos invitan a exigir que sus integrantes actúen con integridad y compromiso con la justicia, no con intereses particulares.
La próxima etapa del Poder Judicial Federal, marcada por la elección de ministros, magistrados y jueces desarrollada este domingo, representa una oportunidad histórica para México. La reforma que permitió a los ciudadanos participar en la selección de estos funcionarios debe garantizar transparencia, mérito y un compromiso genuino con los derechos de todos los mexicanos, no solo de las élites. En Morelos, donde la ciudadanía espera resoluciones justas, esta transformación podría traducirse en decisiones judiciales que realmente protejan a las comunidades y promuevan el bienestar colectivo. La elección de jueces locales también deberá reflejar estos valores, alejándose de las prácticas clientelistas que han caracterizado al sistema judicial en el pasado.
Como periodista con 53 años de experiencia, he constatado cómo el Poder Judicial, en muchas ocasiones, se doblegó ante los intereses de los poderosos, traicionando su mandato de impartir justicia imparcial. Sin embargo, la posibilidad de un sistema renovado, donde los jueces sean electos por su capacidad y no por sus conexiones, ofrece una luz de esperanza. Solo así se podrá romper con las “madrigueras” de privilegios y construir un Poder Judicial que sirva a todos los mexicanos, no solo a unos pocos.
En conclusión, el futuro del Poder Judicial Federal y su impacto en casos como los de Morelos dependerá de nuestra capacidad para transformar un sistema históricamente opaco en uno que priorice la justicia y la equidad. La elección de magistrados y jueces, tanto a nivel federal como local, deberá ser un ejemplo de democracia participativa que coloque a los ciudadanos en el centro. Por el bien de México, aspiremos a un Poder Judicial que no solo frene atrocidades jurídicas, sino que se convierta en un verdadero garante de los derechos de todos, dejando atrás los vicios del pasado y abriendo una nueva época de justicia para nuestra nación.