EL SHOW DE URIÓSTEGUI: OBRAS CON OLOR A CAMPAÑA
LA CRÓNICA DE MORELOS. Miércoles 16 de abril de 2025.
COMENTARIO EDITORIAL
José Luis Urióstegui, alcalde de Cuernavaca, tiene la mira puesta en las elecciones de 2027 y no disimula. Todavía se desconoce cuál será el siguiente cargo a elegir, pues está cumpliendo su segundo mandato por reelección, pero su gestión se convirtió en un despliegue de autopromoción que raya en lo descarado, con propaganda centrada en su persona y no en la ciudad. Se pasea por Cuernavaca colgándose medallas por obras que, lejos de ser un mérito excepcional, son su obligación constitucional. Cumplir con el trabajo para el que fue elegido no es un logro, es lo mínimo que se espera. Pero Urióstegui quiere vendernos la idea de que está haciendo un favor histórico a la ciudadanía.
El guion oficial es impecable: 275 obras ejecutadas, 632 millones de pesos invertidos en tres años, mejoras en agua potable, pavimentación y movilidad. Las vecinas y vecinos, según la narrativa, aplauden emocionados, como si el dinero hubiera salido del bolsillo del alcalde y no del erario público. Es un montaje bien ensayado, pero los cuernavaquenses no somos tan ingenuos. Mientras Urióstegui se jacta de “inversiones históricas”, la ciudad sigue lidiando con baches que parecen cráteres, fugas de agua que nadie atiende, escasez del vital elemento en todas las colonias, y una movilidad que, aunque ha mejorado, está lejos de ser la panacea que nos quieren vender.
Lo que indigna no es que se hagan las obras —que para eso se pagan impuestos—, sino el cinismo de presentarlas como un regalo personal del alcalde. Cada calle pavimentada, cada mejora en el suministro de agua, se adorna con el nombre de Urióstegui, como si Cuernavaca le debiera un altar. Esta estrategia no es nueva: inflar los logros básicos de una administración para construir una imagen de salvador. Pero la realidad es más cruda: muchas colonias siguen esperando servicios básicos decentes, y los problemas estructurales de la ciudad no se resuelven con reflectores y comunicados de prensa. Por cierto, la actual es la peor crisis hídrica en la historia cuernavacense donde, para colmo, tampoco hay pipas particulares para abastecerse de agua, pues todos los distribuidores tienen lista de espera.
Urióstegui no está transformando Cuernavaca por amor al arte; está pavimentando su camino al próximo cargo público. Mientras él posa para la foto y acumula capital político, la pregunta sigue flotando: ¿cuándo tendremos un alcalde que trabaje por la ciudad y no por su ego?
Los cuernavaquenses merecemos más que un show de campaña disfrazado de gestión. Queremos resultados reales, no promesas envueltas en estadísticas infladas. Si Urióstegui quiere aplausos, que se los gane resolviendo los problemas de fondo, no maquillándolos para la próxima elección.