EL TAPÓN DEL DARIÉN
OPINIÓN
Por Carolina Ruiz Rodríguez *
Miércoles 11 de junio de 2025
(II DE II)
El Darién es una de las rutas migratorias más inseguras del mundo. Representa graves peligros para quienes la cruzan, debido a sus condiciones climáticas adversas, la presencia de animales salvajes y a un sin fin de riesgos debido a su densa vegetación, zonas montañosas, ríos caudalosos y sus pantanos.
De acuerdo a un reporte de septiembre del año 2024, de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC), qué es la red humanitaria más grande del mundo, las personas que cruzan por el llamado Tapón del Darién, están expuestas a picaduras de insectos, infecciones, diarrea, deshidratación, fracturas o lesiones en la piel, sin acceso a primeros auxilios antes de llegar al pueblo más cercano.
Sin embargo, hay otro gran riesgo para las y los migrantes que se atreven a tomar esta ruta: la violencia y la inseguridad provocada por grupos de la delincuencia organizada. En la zona hay integrantes de grupos delictivos que se dedican a la tala de árboles, a la siembra y traslado de drogas, al tráfico de animales en peligro de extinción y a extorsionar a quienes se atreven a pasar por esta ruta migratoria.
De acuerdo a datos del propio gobierno de Panamá, grupos paramilitares se han fortalecido económicamente ganando cientos de millones de dólares, cobrando en promedio unos 350 dólares a quienes buscan pasar por el Darién. Sin embargo, estos grupos delictivos que operan en la zona, también están vinculados al tráfico de personas y al secuestro de migrantes, quienes, de no tener posibilidades de pagar, se les integra de manera violenta a sus operaciones ilegales.
Por todo lo anterior, el actual presidente de Panamá, José Raúl Mulino, prometió desde que era candidato a cerrarle el paso a los migrantes por su país y, aseguró, que de llegar al poder cerraría el Tapón del Darién. Y, precisamente, en su rueda de prensa semanal del pasado jueves 13 de marzo de este año, anunció el cierre paulatino de la provincia de El Darién al paso de las y los migrantes.
“No permitiremos más migrantes en esa zona del Darién y cerraremos una operación que comenzó en el año 2016 (…) me da mucha complacencia haber cumplido y haber cerrado el Darién, con lo que eso significa para la seguridad regional y panameña”, fue el dicho textual del mandatario panameño en esta conferencia de prensa semanal.
Una situación ayudó a concretar el cierre del Darién: las duras políticas migratorias del gobierno encabezado por Donald Trump en los EE.UU., ya que provocaron la disminución de hasta un 98% en el flujo migratorio a través de Panamá. En el año 2024 se registraron 36 mil 841 migrantes cruzando por el Darién, mientras que en marzo de este año 2025, la cifra se había reducido a solo 112.
El paso por el Tapón del Darién ha iniciado con el cierre paulatino de los centros migratorios que abrió el gobierno de Panamá desde el año 2016, para auxiliar a las y los migrantes que comenzaron a utilizar esta ruta para llegar a los Estados Unidos. “La inhóspita selva del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, dejó de servir como corredor de paso de migrantes que buscan el sueño americano”, expresó de manera triunfal José Raúl Mulino en una de sus recientes ruedas de prensa semanales.
Además del cierre de los centros migratorios, el gobierno panameño ha cerrado los caminos para cruzar el Darién, ha impuesto multas a quienes ingresen de manera irregular a Panamá y tiene un programa de vuelos de deportación financiado por los Estados Unidos que, a inicios del mes de mayo del 2025, la agencia EFE reportó que “Al menos 81 migrantes irregulares de Camerún, Nepal, India, Bangladesh, Vietnam y Sri Lanka, fueron deportados desde Panamá a sus países de origen, como parte de un programa de vuelos de deportación financiado por EE.UU.”
Con el cierre de la ruta migratoria del Tapón del Darién, muy lejos está de creerse o tan solo considerar que disminuirá el desplazamiento de personas en la zona y en el mundo. Migrar es inmanente a los seres humanos, y las condiciones ambientales, políticas y sociales de Centro y Sudamérica, están muy lejos de anticipar una disminución en el flujo migratorio. ¿Qué pasará entonces? Simple, la ruta cambiará y se buscarán nuevos destinos o nuevas formas de ingresar a los Estados Unidos de América.
Tal vez lo único bueno del cierre del Darién, es que menos hombres y mujeres se arriesgarán a cruzar por la ruta migratoria más peligrosa del mundo.
*Diputada local presidenta de la Comisión de Atención a las Personas Migrantes en el H. Congreso del Estado de Morelos