EL UBICUO ALCALDE DE CUERNAVACA: UNA ESTRATEGIA POLÍTICA A LA VISTA
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 19 de noviembre de 2024
El fenómeno de la ubicuidad política se ha hecho más que evidente en Cuernavaca con la figura de José Luis Urióstegui Salgado. No hay evento, inauguración, o acto cultural o deportivo donde no veamos al alcalde. Desde cortar listones hasta saludar a los niños en las escuelas, Urióstegui parece estar en todas partes, una estrategia que podría interpretarse como un compromiso inusual con la comunidad o un plan bien trazado de ascenso político.
Hay quienes ven en esta constante presencia un alcalde comprometido, que no se aísla en su despacho, sino que vive la ciudad tanto como sus ciudadanos. Sin embargo, otros observadores políticos lo interpretan como un ejercicio de puro marketing político. Surge entonces la inevitable pregunta: ¿es este un alcalde que quiere conocer las necesidades de su gente de primera mano, o es un político que busca mantener su nombre en la mente del público para futuras campañas?
La visibilidad es una herramienta poderosa en la política, y Urióstegui parece entenderlo a la perfección. Acudir a todo no solo lo mantiene en el ojo mediático, pero también le permite cultivar una red de contactos que podría ser crucial para sus ambiciones políticas. De aquí a 2027, con elecciones para diputados federales, su omnipresencia podría posicionarlo como un candidato natural, con el reconocimiento y la base electoral que ya ha construido.
Mirando más allá, hacia 2030, la gubernatura de Morelos podría estar en su mira. La experiencia como alcalde y la posible como diputado le darían un currículum atractivo para los votantes que valoran la experiencia administrativa y la cercanía con la gente. Pero, ¿será suficiente aparecer en todo para ganar la confianza de un estado entero?
Aquí entra el riesgo. La crítica que podría enfrentar es la de ser un alcalde más interesado en su carrera que en la administración de la ciudad. Si la gestión diaria de Cuernavaca se ve comprometida por su ausencia en la oficina, entonces su estrategia podría volverse en su contra. Los ciudadanos quieren un líder presente tanto en los eventos como en la gobernanza.
Lo que está en juego no es solo la reputación de Urióstegui, sino la percepción de la política misma. Si su estrategia resulta exitosa, podría convertirse en un modelo para otros políticos, pero también reforzaría la idea de que la política es más sobre presencia que sobre acción. En el mundo de la política morelense, José Luis Urióstegui está jugando su juego, y solo el tiempo dirá si su apuesta por la visibilidad le dará los frutos que busca.