ÉLITES Y OLIGARQUÍA EN LOS PARTIDOS
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Jueves 7 de marzo de 2024
Las campañas preelectorales de los candidatos a cargos federales de elección popular iniciaron el pasado viernes primero de marzo, rumbo a La Madre de Todas las Elecciones programadas para el domingo 2 de junio venidero.
Desde luego, los principales espacios en los grandes medios informativos nacionales y locales se han dedicado más a tres personajes: Claudia Sheinbaum Pardo, candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia (Morena, PVEM y PT); Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, abanderada de la alianza partidista Fuerza y Corazón por México (PAN, PRI y PRD); y Jorge Álvarez Máynez, candidato de Movimiento Ciudadano (MC). Su etapa de proselitismo concluirá el 29 de mayo.
Pero no solo dichos personajes andan en campaña. También hacen lo propio quienes buscarán escaños y curules en el Senado de la República y la Cámara de Diputados federal. También terminarán su actividad proselitista el 29 de mayo.
En el caso de las tres candidatas a la gubernatura de Morelos, sus campañas comenzarán el domingo 31 de marzo y terminarán también el 29 de mayo. Quienes busquen cargos en los 36 ayuntamientos morelenses arrancarán las campañas hasta el 15 de abril y finalizarán el mismo 29 de mayo.
En lo concerniente a las campañas presidenciales he visto y escuchado de todo. Sin embargo, hoy quiero referirme a las imágenes difundidas y presumidas inclusive por los equipos de los contendientes, allá, acá y acullá. Antes de continuar debo poner énfasis al hecho de que llevó más de cinco décadas de ejercicio profesional y en ese largo lapso he atestiguado infinidad de campañas. He acudido a realizar la cobertura de muchísimos candidatos y candidatas, siendo testigo de la presencia (muchas veces oportunista) de personajes pertenecientes a todos los segmentos sociales, desde los más encumbrados en la escala social, hasta los de más modestos ciudadanos de colonias populares. Digo y sostengo lo anterior con el debido respeto.
En infinidad de fotografías relacionadas con Sheinbaum, Gálvez y Máynez he visto el desfile de políticos y personajes que López Obrador y una pléyade de morenistas catalogaría como “fifís”. Por cierto, un personaje de esa clase social (alta, desde luego) es el belicoso Gerardo Fernández Noroña, quien vive a toda madre en Tepoztlán y hace sus compras en una selecta tienda de autoservicio de la avenida Río Mayo de Cuernavaca. A estos hipócritas también me estoy refiriendo hoy. Vuelan en primera clase, visitan Europa y cualesquier parte del mundo con cargo al erario, pero cual viles farsantes se toman fotos con comerciantes en los mercados públicos, donde nunca harán sus compras.
Aquí quería llegar, gentiles lectores. Este miércoles escuché una importante entrevista realizada por Ciro Gómez Leyva en su programa matutino de Grupo Fórmula al abogado y activista social de Guerrero, Vidulfo Rosales, uno de los principales líderes de los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa hace casi 10 años. Se suponía que la víspera, él y varias decenas de padres y apoyadores del movimiento se retirarían de su campamento colocado frente al Palacio Nacional desde hace semanas.
Como una de sus últimas medidas para conseguir una reunión con el presidente López Obrador, quien se ha negado sistemáticamente a recibirlos dizque porque atrás de ellos hay gente interesada en desestabilizar su gobierno (esto mismo ha sucedido en incontables conflictos), varios jóvenes utilizaron una camioneta de la CFE para lanzarla contra una puerta del Palacio Nacional en la Calle de Moneda, derribándola. Cuando algunos de los jóvenes intentaron entrar fueron repelidos por soldados con gases lacrimógenos. Fue así como todos se replegaron y finalizó tan violento movimiento de presión. Durante el resto del día a través de las redes sociales muchos usuarios opinarían que se trató de un montaje orquestado desde el mismo Palacio Nacional.
Pero lo anterior llegó a los oídos del principal inquilino de ese importante inmueble, propiedad de la nación y de nadie más, quien, sin abandonar su discurso impugnativo hacia los padres de los 43 normalistas y sus líderes, se comprometió a reunirse con ellos dentro de unos 15 días. Obviamente, López Obrador asumió esta actitud bajo presión, lo que siempre le ha molestado. Al parecer, una comisión de los manifestantes sería recibida por Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación. AMLO culpó a propios y extraños de manipular a los de Ayotzinapa, nombrando al senador Emilio Álvarez Icaza, de quien recibiría tremenda felpa.
Pero, retomando algunas de las expresiones previas hechas por Vidulfo Rosales en el programa de Ciro, me quedé con sus palabras referentes a la élite que, según su óptica, gobierna a México. No dejó de mencionar la arrogancia y cerrazón de quienes integran ese selecto grupo de mexicanos, hoy por hoy presuntos propietarios del poder público con el cual, dicho sea de paso, se han beneficiado importantes cuadros del partido Morena… tal como sucedió durante casi 80 años de gobiernos priístas. La verdad es que no encuentro diferencias entre unos y otros. La única pudieran ser los programas sociales operados por la Secretaría de Bienestar, dirigidos hacia una clientela electoral, la cual indudablemente será movilizada el próximo 2 de junio. Esos recursos serán los que, dicho esto desde mi modesta opinión, definirán la elección presidencial. Y también la abierta militarización del país.
TAMBIÉN EN MORENA HAY OLIGARQUÍA
Aquí deseo referirme a Robert Michels, gran sociólogo y politólogo alemán (1876-1936) especializado en el comportamiento político de las élites intelectuales. Es sobre todo conocido por su libro “Los Partido Políticos”, donde desglosa de manera magistral su famosa Ley de Hierro de la Oligarquía.
Es cierto que López Obrador se ha referido miles de veces en su mañanera a la oligarquía de México y a otras cuando le conviene, pero jamás se ha referido, ni lo hará, a la oligarquía de Morena y de quienes representan a la Cuarta Transformación. Vidulfo Rosales la llamó élite y tiene toda la razón, a la luz de lo escrito magistralmente por Robert Michels hace muchos, pero muchos años. En la ciencia política, la oligarquía es una forma de gobierno en la que el poder supremo está en manos de pocas personas, generalmente de la misma clase social.
El maestro Michels indica (escribo esto en tiempo presente) que “la organización (de los partidos) es lo que da origen a la dominación de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegadores. Quien dice organización, dice oligarquía (…) La oligarquía, el dominio de una sociedad o de una organización por quienes están en la cumbre, es parte intrínseca de la burocracia de la organización en gran escala”.
El hombre moderno, según Michels, se enfrenta con un dilema sin solución: no puede tener grandes instituciones, tales como estados nacionales, gremios, partidos políticos ni iglesias, sin ceder el poder efectivo a los pocos que ocupan los cargos superiores de esas instituciones. Las organizaciones de gran escala, como los partidos y el gobierno, dan a sus funcionarios casi un monopolio del poder.
Los partidos políticos, los gremios y todas las otras organizaciones grandes tienden a desarrollar una estructura burocrática, es decir, un sistema de organización racional (predecible) organizado jerárquicamente. El problema cabal de la administración requiere burocracia.
Tal como Michels lo enuncia:
“Es el producto inevitable del propio principio de organización.. . Toda organización partidaria que haya alcanzado un grado considerable de complejidad reclama la existencia de un cierto número de personas que dediquen todas sus actividades al trabajo del partido (…) Pero el precio de este aumento de la burocracia es la concentración del poder en la cumbre (AMLO dixit), y la pérdida de la influencia de los miembros de número”.
Los líderes tienen muchos recursos que les dan una ventaja insuperable sobre los otros miembros que intentan cambiar las políticas. Podemos contar entre sus recursos: a) conocimientos superiores (tienen privilegio en el acceso a mucha información utilizable para asegurar la aprobación de su programa); b) control sobre los medios formales de comunicación con los miembros del partido (dominan la prensa de la organización); como funcionarios asalariados con dedicación exclusiva pueden viajar por todas partes para exponer su plataforma, y la organización paga sus gastos, además de que sus puestos les permiten impartir órdenes a un auditorio); y c) pericia en el arte de la política (están más acostumbrados que los no profesionales, a pronunciar discursos, escribir artículos y organizar actividades de grupo).
¿Cuál es el rol de las masas? Responde Michels:
“Las masas son incapaces de participar en el proceso de toma de decisiones, y necesitan un liderazgo fuerte. Tal pericia en sus ocupaciones, propia del rol de líder, constituye una forma positiva de poder que se robustece más por la incompetencia de las masas”.
Conclusión: siempre hemos sido gobernados por élites y grupos oligárquicos. Lo sorprendente en la obra de Michels es encontrar el concepto de oligarquía vinculado de manera absoluta a los grandes partidos. Esa es la Ley de Hierro de la Oligarquía. Ahí están y aquí vienen de nuevo.