EN DEFENSA DE LA CIENCIA Y SU DIVULGACIÓN
PERSPECTIVA
Por Marcos Pineda Godoy
Miércoles 07 de agosto de 2024
Un científico social -como cualesquiera otros científicos- debe ser muy cuidadoso en la utilización de los conceptos más apropiados para explicar los resultados de las investigaciones que realice, tanto como en la utilización de los métodos, las técnicas, el acopio y la sistematización de los datos que requiera.
En eso no hay diferencias entre las ciencias naturales, las sociales o las económicas. El lenguaje científico, de cada rama, puede llegar a ser muy complicado de entender para quien no se haya especializado. Pero, los científicos entre sí se entienden con relativa facilidad. El problema estriba en encontrar las formas idóneas para divulgar los hallazgos que se hayan descubierto. Hacerlos del conocimiento popular, porque al final de cuentas, para eso también se llevan a cabo las investigaciones y no solamente para tenerlas guardadas en un disco duro, en la nube informática, publicarlas en revistas o libros que casi nadie lee, o bien presentarlas eventualmente en los congresos a las comunidades científicas, sin que puedan ser aprovechadas por la sociedad a la que van dirigidas.
Las ciencias deben ser de utilidad más allá de los laboratorios. Y eso obliga a su divulgación. Para los divulgadores de la ciencia el reto es poder difundir, en palabras sencillas y, si usted quiere, hasta coloquiales, pero siendo rigurosos. No es nada fácil simplificar las explicaciones de carácter científico sin caer en excesos que desvirtúen los contenidos clave. Pero es posible. Ha habido grandes e históricos ejemplos, como las conferencias de Albert Einstein o de Stephen Hawking ante públicos no especializados en física teórica o en cosmología, respectivamente.
Todas las ciencias tienen su importancia y sus aplicaciones específicas. A veces, como parte de la audiencia no nos damos cuenta, pero es usual que los medios de comunicación abran espacios o inviten a la participación de diferentes científicos sobre los temas que dominan y en los que se los considera, sobre todo en las instituciones académicas, sean públicas o privadas, como autoridades en la materia.
En nuestros días, cuando creíamos haber superado estigmas históricos, controversiales posicionamientos políticos, haber entendido a las sociedades complejas, en este mundo cada vez más conectado, más tecnológico, más globalizado, en el que cuando surge algún tema llamativo en las redes sociales, se multiplican los opinólogos de todo y especialistas en nada, haciendo uso de su libertad de expresión para inyectar veneno a través de la publicación de cuanta sandez usted imagine, vale la pena hacer el esfuerzo por escuchar a quienes sí saben, sí se prepararon, sí cuentan con argumentos y no sólo con descalificaciones, producto de las ideologías, los fanatismos, la ignorancia, los prejuicios o los intereses personales.
Particularmente en los casos de las ciencias políticas y sociales, podremos estar de acuerdo o no con las aportaciones de los especialistas, claro, de los que sí lo son y no solamente se dedican a la compilación de nombres y frases célebres para, como se dice popularmente, tirarse choros mareadores.
Hay que salir a la defensa del conocimiento científico y su divulgación. Por supuesto, sin demérito de la libre expresión de las ideas y el fomento al debate civilizado.
Con todo lo que sucede en nuestro mundo, nuestro país y nuestro estado, para comprender, valorar y formar nuestro propio juicio, de manera informada, hace falta tomar en cuenta todas estas aristas, a fin de distinguir quiénes aportan argumentos sólidos y fundamentados, de los que no.
Y para iniciados:
Una pregunta que quizá ya a muchos tenga sin cuidado, pero que igual sí importa en diferentes sentidos: ¿Alguien sabe que ha estado haciendo el gobernador de Morelos en las últimas semanas, además de sus apariciones breves y esporádicas? Como sea, sigue cobrando en la nómina de gobierno, ¿pero haciendo qué, antes de irse de diputado? Lo bueno es que esos vacíos se están llenando por la gobernadora electa, Margarita González Saravia, de quien, tenemos muy claro, no ha parado un solo día de hacer lo que prometió, aun antes de asumir el cargo: no estar en el escritorio, sino en el territorio.
La información es PODER!!!