¡Esto huele a chunga! Trump, en comunicación telefónica con Sheinbaum, acepta pausar los aranceles hasta el 2 de abril
LA CRÓNICA DE MORELOS. Jueves 6 de marzo de 2025.
POR GUILLERMO CINTA FLORES
La reciente llamada entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el presidente Donald Trump genera un respiro temporal para México en el tema de los aranceles. Trump, quien había amenazado con imponer tarifas del 25 por ciento a las importaciones mexicanas como medida para presionar en temas de migración y tráfico de fentanilo, decidió pausar esta acción hasta el 2 de abril de 2025.
Según el acuerdo, ambos mandatarios destacaron los resultados “sin precedentes” de su colaboración, enfocándose en reducir el cruce ilegal de fentanilo hacia Estados Unidos y el flujo de armas hacia México, todo bajo el marco del T-MEC y el respeto a la soberanía de cada país. Sin embargo, la sensación de que México está siendo manejado con cierta condescendencia no pasa desapercibida.
La frase “tomar de bajada, como barquito” de sobra conocida por el pueblo mexicano. Y en este sentido, me parece que Trump juega una partida estratégica donde México queda en una posición vulnerable, a pesar de las palabras amables. La pausa en los aranceles suena más como una tregua táctica que como una victoria definitiva, ya que el 2 de abril Estados Unidos planea anunciar “aranceles recíprocos” para todos los países, lo que podría cambiar el panorama nuevamente. Esto significa que Trump mantiene la sartén por el mango, usando la amenaza arancelaria como una herramienta de negociación para asegurar concesiones de México en seguridad y migración, mientras él se anota puntos políticos ante su base al mostrar “firmeza” con los vecinos.
El “olor a chunga” anda por todos lados. Esto tiene sentido si consideramos el historial de Trump: promete duro, negocia con presión y luego ofrece gestos de buena voluntad que no comprometen su agenda a largo plazo. Para México, esta dinámica implica un equilibrio delicado: ceder lo suficiente para evitar el golpe económico de los aranceles, pero sin perder soberanía ni quedar como el “barquito” que Trump puede zarandear a placer. La colaboración en temas como el fentanilo y las armas es crucial, sí, pero el riesgo está en que este acuerdo temporal sea solo una calma antes de una tormenta mayor en abril. Habrá que ver si Sheinbaum logra navegar estas aguas con astucia o si, como dice la sabiduría popular, México termina bailando al son que le toquen desde Washington.
La incertidumbre implícita en este acuerdo temporal con Trump afecta a México al mantenerlo en un estado de alerta económica y política que complica la planeación a largo plazo. Con la amenaza de aranceles recíprocos pospuesta solo hasta el 2 de abril de 2025, las empresas mexicanas, especialmente las exportadoras dentro del T-MEC, enfrentan dudas sobre costos futuros, lo que puede frenar inversiones y debilitar la confianza en el peso. Además, la presión para cumplir con las demandas de Trump en migración y seguridad, sin claridad sobre si esto evitará sanciones posteriores, pone al gobierno de Sheinbaum en una posición reactiva, erosionando su capacidad de negociar desde una postura de fuerza y alimentando la percepción de que México está a merced de las decisiones impredecibles de Washington.
Ah, pero eso sí: ya se prepara el acarreo para el domingo en el Zócalo de la Ciudad de México.