Fondo de Cali: Un paso hacia la justicia biológica en la conservación de la biodiversidad
LA CRÓNICA DE MORELOS. Sábado 02 de noviembre de 2024.
Los avances médicos han encontrado soluciones en la naturaleza, aprovechando plantas y organismos que inspiran tratamientos contra enfermedades como el cáncer, el VIH y la diabetes. Sin embargo, los países con mayor biodiversidad, como los de América Latina, África y Asia, no suelen recibir beneficios de estos descubrimientos. En una cumbre de biodiversidad de la ONU en Colombia, se acordó la creación del Fondo de Cali, un mecanismo financiero que retribuirá a estas naciones cuando las empresas obtengan ganancias.
Este fondo pretende enfrentar la crisis de extinción que amenaza tanto a los ecosistemas como a las comunidades que dependen de ellos. Se estima que las empresas que utilizan estos recursos genéticos podrían aportar hasta 1.000 millones de dólares anuales al fondo, los cuales se destinarían a la conservación de la biodiversidad en los países en desarrollo. Sin embargo, persiste la preocupación sobre la viabilidad del acuerdo, ya que acuerdos financieros similares en el pasado no se han cumplido y no existen los apoyos prometidos.
El costo de conservar la biodiversidad a nivel global se calcula en unos 700 mil millones de dólares anuales, por lo que este fondo podría ayudar a cubrir una parte de esa suma. Las negociaciones en Cali, sin embargo, dejaron ver las tensiones entre países sobre quién debe asumir la mayor responsabilidad económica para proteger la biodiversidad. Las naciones con mayor capacidad económica y las empresas farmacéuticas, aunque son actores clave, han mostrado reticencia a aceptar contribuciones obligatorias y prefieren un esquema de aportaciones voluntarias, lo que podría limitar la realidad del respaldo financiero.
El problema de la “biopiratería” ha sido una preocupación creciente, ya que muchas compañías utilizan compuestos de origen natural para desarrollar productos comerciales sin compartir los beneficios con los países de origen. Un ejemplo es la flor de Madagascar, utilizada en tratamientos contra el cáncer. En 2010, se establecieron normas para proteger los derechos de los países sobre su biodiversidad, pero el sistema sigue siendo complicado y genera fricciones entre las naciones.
Con la llegada de la tecnología y el acceso a bases de datos genéticos en línea, el panorama ha cambiado. Ahora los científicos pueden acceder a la biodiversidad del mundo sin necesidad de muestras físicas, lo cual permite a las empresas explorar estos recursos biológicos sin la obligación de compensar a los países de origen. Esta situación ha impulsado la creación del Fondo de Cali, con el objetivo de retribuir de manera justa a las naciones que protegen la biodiversidad que inspira productos comercializables.
La implementación del Fondo de Cali enfrenta diversos desafíos. Aún quedan por definir qué constituye exactamente “información genética” y qué tipo de datos serán relevantes en el futuro. Además, la ausencia de Estados Unidos en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, tratado en el cual se basa este acuerdo, complica su operatividad. A pesar de estos obstáculos, existe un consenso general de que es necesario recaudar fondos para preservar la biodiversidad, ya que el deterioro de los ecosistemas afectaría a toda la humanidad y futuras generaciones.
Con información de The Washington Post