En el vasto panorama del sector energético mexicano, pocos nombres resuenan con tanta fuerza como Grupo Tomza. Esta empresa, propiedad de la influyente familia Zaragoza, se ha consolidado como el mayor grupo gasero de México y Centroamérica, liderando la importación, almacenamiento, distribución y comercialización de gas LP (licuado de petróleo).
Con una trayectoria que supera las seis décadas, Tomza no solo abastece hogares y industrias en más de 16 estados de la República Mexicana, sino que también extiende sus operaciones a siete países centroamericanos, empleando a más de 12,000 personas y manejando volúmenes anuales superiores al millón de toneladas de gas LP. Pero, ¿qué rol juega en regiones como Morelos? Esta nota explora su historia, estructura familiar y presencia local, destacando tanto sus logros como los desafíos que enfrenta.
La saga de Grupo Tomza comienza en 1961, en el norteño estado de Chihuahua, cuando Tomás Zaragoza Fuentes fundó una modesta planta de almacenamiento de gas LP. Lo que inició como un emprendimiento familiar pronto escaló a un conglomerado multinacional. Hoy, el grupo opera 101 plantas de almacenamiento, cinco terminales terrestres para importación y dos terminales marítimas, incluyendo una flota de buques gaseros —Albert I, Albert II y Albert III— que representan el 90% de las importaciones marítimas de gas LP a México. Estos buques, de capacidad récord de 150,000 toneladas cada uno, simbolizan la innovación y escala de la empresa.
El control de Tomza permanece en manos de la familia Zaragoza. Tras la muerte de Tomás Zaragoza Fuentes, sus hijos —incluyendo a Enrique Zaragoza, Silvia Zaragoza Ito y Tomás Zaragoza Ito— asumieron roles clave en la dirección. La familia, conocida por su influencia en el sector, también está ligada a otras entidades como Grupo Zeta Gas, fundado por Miguel Zaragoza Fuentes, hermano del patriarca. Juntos, estos grupos controlan cerca del 60% del mercado nacional de gas LP, junto con competidores como Global Gas, Soni Gas y Gas Nieto. Filiales como Gas Silza, Unigas, Mexicana de Gas y Gas Tomza operan bajo este paraguas, ofreciendo desde cilindros domésticos hasta soluciones industriales y gas vehicular.
La visión de Tomza enfatiza la sostenibilidad y seguridad: “Ser el grupo líder en el mercado nacional y centroamericano, con talento humano capacitado y socialmente responsable”, según su misión corporativa. Han invertido en fábricas propias para recipientes a presión y en estaciones de carburación, como las 14 en Benito Juárez, Quintana Roo.
Morelos, con su crecimiento demográfico y actividad industrial, es un mercado clave para Tomza. Aunque no se detalla una planta principal en el estado en fuentes recientes, la empresa opera en al menos 16 entidades federativas, incluyendo Morelos, a través de su red de distribución nacional. Esto implica el suministro de gas LP para hogares, comercios y sectores productivos, como la agricultura y la manufactura, que dependen de este combustible para procesos térmicos.
Un ejemplo concreto de su huella en la región se ve en operaciones vecinas, como la subestación en José María Morelos, Quintana Roo —confundido a veces con el estado de Morelos por similitudes geográficas—, donde Gas Tomza inauguró instalaciones en 2019 para venta directa al público. En Morelos propiamente dicho, la cobertura se extiende vía distribuidores autorizados y flotas de autotanques, asegurando abasto ininterrumpido. En junio de 2025, Tomza rechazó un paro nacional de gaseras y garantizó continuidad en todos sus mercados, incluyendo el central como Morelos.
La empresa promueve su gas como “el que rinde más”, gracias a su pureza importada, y ofrece servicios como recargas a domicilio vía apps móviles y tanques estacionarios de 300 a 1,000 litros para pymes. En Morelos, esto se traduce en soluciones accesibles para una población que consume gas LP en más del 80% de los hogares, según datos de la CRE.
A pesar de su dominio —con un 9% de cuota de mercado nacional—, Tomza ha enfrentado escrutinio. La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) la multó en 2022 con 2,414 millones de pesos por prácticas monopólicas, junto a otras gaseras. Además, reportes vinculan pipas del grupo a tomas clandestinas de gas en 2021, según filtraciones como Guacamaya Leaks.
En seguridad, el historial incluye al menos 15 accidentes entre 2013 y 2025, como explosiones en Puebla (2007, 2013) y Veracruz (2014), con multas de la Sener por 52 millones de pesos. Recientemente, el 10 de septiembre de 2025, una pipa de Gas Silza (filial de Tomza) explotó en Iztapalapa, CDMX, dejando tres muertos y 70 heridos, avivando debates sobre protocolos de seguridad. La ASEA señaló irregularidades en el seguro de la unidad.
Acusaciones de corrupción, como nexos políticos en Baja California y evasión fiscal, han marcado a la familia Zaragoza. Aun así, Tomza insiste en su compromiso con estándares altos y responsabilidad social.
Grupo Tomza, bajo el legado de la familia Zaragoza, es indispensable para el abasto de gas LP en Morelos y México. Su expansión refleja eficiencia y cobertura, pero subraya la necesidad de mayor transparencia y seguridad. Mientras el país transita hacia energías renovables, empresas como esta deben equilibrar crecimiento con accountability.