GUILLERMO GARCÍA DELGADO: ¿UN NUEVO RUMBO PARA LA SEGURIDAD EN CUERNAVACA?
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Miércoles 26 de febrero de 2025
El reciente nombramiento del capitán en retiro Guillermo García Delgado como relevo de la maestra Alicia Vázquez Luna al frente de la Secretaría de Protección y Auxilio Ciudadano (SEPRAC) en Cuernavaca genera expectativas, pero también cautela, dado el historial de los militares al frente de corporaciones policíacas en Morelos.
Si bien el comunicado del Ayuntamiento sobre la designación destaca su “trayectoria ejemplar y su vasta experiencia en seguridad y combate al crimen organizado”, no se puede ignorar que la presencia de militares en estos cargos no siempre ha sido sinónimo de éxito, ni en la entidad morelense, ni en ninguna otra. Algunos de sus predecesores no solo fracasaron en su encomienda, sino que incluso fueron señalados por presuntos vínculos con la delincuencia, lo que pone en perspectiva las dificultades que García Delgado enfrentará para cambiar esa percepción y demostrar resultados concretos.
El nombramiento de García Delgado, un militar retirado con más de 33 años de servicio en el Ejército Mexicano, parece responder a una apuesta por la experiencia y el profesionalismo. Su formación en inteligencia y su reconocimiento en operaciones contra el narcotráfico en 2010 son credenciales que, en teoría, lo posicionan como un candidato sólido para liderar una corporación que, según el propio alcalde José Luis Urióstegui Salgado, fue recibida en condiciones de desmantelamiento y desorganización.
Sin embargo, el éxito de su gestión no dependerá únicamente de su preparación, sino de su capacidad para adaptarse a un contexto civil que históricamente ha presentado resistencias y desafíos distintos a los del ámbito militar.
Un punto a favor que resalta en el boletín de prensa es el supuesto arraigo de García Delgado en Morelos, al haber realizado su formación básica en Cuernavaca. Este vínculo podría traducirse en un mayor entendimiento de las dinámicas locales, un factor clave en un estado donde la delincuencia organizada ha permeado diversas esferas. Su experiencia en estados como Tamaulipas y Nuevo León, regiones marcadas por altos niveles de violencia, también sugiere que está acostumbrado a operar en entornos complejos. No obstante, el reto será enorme: fortalecer una policía debilitada requiere no solo liderazgo, sino también recursos, coordinación efectiva y, sobre todo, ganarse la confianza de una ciudadanía que ha visto promesas de seguridad incumplidas en el pasado.
El respaldo institucional que acompañó este nombramiento, fruto de un consenso con la 24/a. Zona Militar, la Secretaría de Seguridad estatal y la Guardia Nacional, refleja un esfuerzo por alinear estrategias entre los distintos niveles de gobierno. Urióstegui Salgado ha enfatizado la necesidad de mantener una coordinación permanente con estas instancias, además de dar continuidad al trabajo iniciado por Alicia Vázquez Luna. Esto podría ser una señal positiva, siempre y cuando se traduzca en acciones tangibles y no quede en meros discursos. La administración parece consciente de que la seguridad no se logrará solo con patrullajes, sino con una reestructuración profunda de la SEPRAC basada en principios y valores claros.
En conclusión, aunque el nombramiento de Guillermo García Delgado ofrece una esperanza renovada para Cuernavaca, las expectativas deben moderarse con realismo. Su perfil es sólido y su experiencia innegable, pero el historial de los militares en cargos similares en Morelos invita a la prudencia. Si logra superar los antecedentes de fracaso y sospecha que han marcado a algunos de sus predecesores, y concreta el fortalecimiento prometido por la administración de Urióstegui Salgado, podría marcar un parteaguas en la seguridad de la capital. De lo contrario, este nombramiento corre el riesgo de sumarse a la lista de intentos fallidos por devolver la paz a la ciudadanía. El tiempo y los resultados serán los únicos jueces.