¿Hay personas que se ponen al lado de perpetradores de mala conducta sexual? Sí y aquí te lo informamos
LA CRÓNICA DE MORELOS. Sábado 28 de septiembre de 2024.
¿Sabías que el ex presidente de Estados Unidos y actual candidato del Partido Republicano al mismo cargo, Donald Trump, tiene la simpatía inapropiada y desproporcionada de millones de estadounidenses, a pesar de ser una persona que evidentemente ha disfrutado de la agresión sexual, violencia de pareja y otras conductas misóginas?
Esto le sucedió al expresidente estadounidense Donald Trump, quien fue declarado culpable de haber agredido sexualmente a la escritora E. Jean Carroll.
Existen varios factores psicológicos que pueden explicar por qué algunas personas se ponen del lado de los perpetradores de mala conducta sexual.
A continuación, compartimos algunas teorías que ayudan a entender este comportamiento:
Teoría del Mundo Justo
Según esta teoría, las personas tienden a creer que el mundo es justo y que las cosas malas solo les ocurren a quienes lo merecen. Como resultado, cuando alguien es víctima de una agresión sexual, algunas personas podrían culpar a la víctima para mantener su visión del mundo justo. Esto les lleva a racionalizar el comportamiento del perpetrador como algo que está de alguna manera justificado o merecido.
Cognición de Grupo y Lealtad
Las personas suelen alinearse con los miembros de su grupo social o comunidad, lo que puede hacer que minimicen o ignoren la mala conducta si el perpetrador es parte de ese grupo. Este fenómeno está vinculado a la teoría de la identidad social, que explica cómo las personas tienden a defender a los miembros de su grupo frente a amenazas externas, lo que incluye acusaciones de mala conducta.
Deshumanización de la Víctima
En algunos casos, las personas que defienden a los perpetradores de mala conducta sexual pueden deshumanizar a la víctima o verla como menos digna de simpatía. Esto puede ocurrir cuando la víctima no se ajusta a los estereotipos de lo que debería ser una “víctima perfecta” (por ejemplo, en términos de comportamiento, apariencia o estatus social).
Minimización del Daño
Otra explicación es la tendencia a minimizar o trivializar el daño causado por la mala conducta sexual. Las personas que defienden a los perpetradores pueden intentar restar importancia a la gravedad de los hechos o considerar que las acusaciones son exageradas. Esto puede estar relacionado con creencias sociales más amplias sobre lo que constituye una agresión sexual o un comportamiento inapropiado.
Miedo a la Pérdida de Poder o Estatus
En contextos donde el perpetrador es una figura de poder (por ejemplo, un jefe, una figura pública o una celebridad), algunas personas pueden defenderlo debido a un temor inconsciente de perder el estatus, la reputación o los beneficios que provienen de su relación con esa persona. Este fenómeno se llama miedo a la disrupción social y puede llevar a que los defensores eviten confrontar la realidad de la mala conducta.
Disonancia Cognitiva
La disonancia cognitiva ocurre cuando una persona tiene dos ideas contradictorias y busca resolver la tensión interna resultante. Si alguien admira a un perpetrador o lo considera un “buen” individuo, las acusaciones de mala conducta sexual pueden generar una disonancia interna. Para aliviar este malestar, pueden justificar o negar la mala conducta del perpetrador en lugar de aceptar la realidad de los hechos.
Negación y Evasión
La negación es otro mecanismo de defensa psicológico. Algunas personas simplemente niegan la mala conducta sexual para evitar el conflicto interno o la incomodidad. Esto puede incluir negar las evidencias o restarle importancia a los testimonios de las víctimas.
Sesgos de Género
A menudo, los sesgos culturales y de género juegan un papel importante. Los estereotipos tradicionales que minimizan el sufrimiento de las mujeres o que enfatizan la dominación masculina pueden influir en la percepción de los casos de mala conducta sexual, llevando a algunas personas a empatizar más con el perpetrador que con la víctima.
En resumen, las razones por las que algunas personas se ponen del lado de los perpetradores de mala conducta sexual son complejas y están profundamente enraizadas en procesos psicológicos, culturales y sociales. La combinación de factores como la disonancia cognitiva, el sesgo de grupo, la minimización del daño y las creencias en un mundo justo pueden influir en esta dinámica.