IMITAR A LÓPEZ OBRADOR
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 09 de diciembre de 2024
El estilo de Claudia Sheinbaum en sus conferencias matutinas ha evolucionado desde su inicio como presidenta, mostrando una tendencia hacia un enfoque más confrontativo y con un matiz irónico, lo cual marca un contraste con la imagen de científica racional y metódica que inicialmente proyectaba.
Al principio, Sheinbaum se distinguía por un enfoque más estructurado y menos agresivo que el de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), centrándose en la información precisa y evitando la confrontación directa con la prensa. Sin embargo, recientemente se ha observado un cambio en su tono, adoptando elementos del estilo de AMLO, como el uso de la ironía y comentarios mordaces hacia comunicadores, lo que se interpreta como una estrategia para mantener la atención pública y el control narrativo de su administración.
Este cambio de estilo puede ser visto como una respuesta a las dinámicas políticas actuales donde la confrontación y la visibilidad mediática juegan un papel crucial en la percepción pública y el manejo del poder. La adopción de un tono más agresivo parece estar destinada a consolidar su liderazgo dentro de Morena y entre sus seguidores, replicando la fórmula que le dio éxito a AMLO. Sin embargo, esta estrategia también conlleva riesgos. Al imitar el estilo confrontativo de López Obrador, Sheinbaum podría perder parte de la credibilidad que había acumulado como una política con fundamentos científicos, posiblemente alienando a sectores de la población que valoran la sobriedad y el análisis racional sobre la retórica política agresiva.
Los análisis y comentarios en redes sociales y medios de comunicación sugieren una división en la opinión pública respecto a este cambio de enfoque. Por un lado, hay quienes valoran la firmeza y la defensa de las políticas de gobierno, viendo en este estilo una continuidad necesaria del obradorismo, especialmente en un contexto donde la oposición podría interpretar cualquier signo de debilidad como una oportunidad para atacar. Por otro lado, hay críticos que lamentan la pérdida de un estilo más conciliador y menos polarizador, argumentando que la confrontación constante exacerbará las divisiones sociales y políticas en México, además de restar efectividad a la comunicación gubernamental.
Finalmente, la adaptación de Sheinbaum hacia un estilo más confrontativo será leída tanto como una evolución táctica en su rol de liderazgo, como un intento por no perder la base de apoyo que AMLO construyó. Sin embargo, para mantener o incrementar su capital político, Sheinbaum deberá equilibrar esta estrategia con momentos de diplomacia y gestión de crisis, demostrando que puede ser una líder con un estilo propio, no solo una continuadora del legado de su predecesor. La efectividad de este enfoque se medirá en cómo logra manejar la percepción pública y la cohesión dentro de su partido y del país, mientras enfrenta los retos que ofrece la administración de México en los próximos años