INFLUENCIA DEL NARCO EN LOS JOVENCITOS
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Viernes 28 de junio de 2024
En mi archivo encontré una investigación titulada “Modelo de evaluación y diagnóstico de la personalidad del delincuente mexicano: un estudio transversal”, desarrollada por académicos y estudiantes universitarios con el fin de identificar los factores que influyen en el comportamiento de los asesinos en nuestro país y conocer su personalidad. Se llevó a cabo bajo los auspicios de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y reveló que un 74 por ciento de dichos delincuentes eran hombres de entre 29 y 30 años. De acuerdo con la investigación, los infractores empezaron a delinquir desde los ocho años, y entre los 16 y 17 años lo hicieron con mayor frecuencia.
Aunque la investigación data de hace casi dos décadas, sus resultados son aplicables hasta ahora, sin que existan todavía las suficientes políticas públicas para prevenir la participación de la juventud en acciones ilegales o antisociales. No vamos lejos: infinidad de delitos en Morelos los están cometiendo adolescentes, casi niños.
Creo necesario exponer esta problemática latente en torno a nuestra juventud frente a lo que cotidianamente se transmite a través de los grandes medios masivos de comunicación, cuyos noticieros difunden como noticias principales las relacionadas con el crimen organizado, sobre todo el narcotráfico. Asimismo, el escenario se grava cuando otros medios (destacando el cine) se inundan de películas cuyos guiones hacen una abierta apología del delito. Proyectan la vida de los narcotraficantes como deseable o fácilmente alcanzable ante los ojos de la juventud. El dinero fácil, desde luego, aparece en su máximo esplendor.
Lo más grave es que la inmensa mayoría de jóvenes empleados por las bandas criminales acaban muertos o en prisión. Su carrera delictiva, si bien les va, oscila entre los dos y tres años. Muchísimos jóvenes a quienes conocemos fueron reclutados ya por el crimen organizado. Esto no es ficción, sino parte de la realidad nacional que deberán enfrentar las próximas autoridades nacionales y estatales.