INGOBERNABILIDAD Y VIOLENCIA: ESCENARIOS
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 25 de noviembre de 2024
A pesar de los avances en políticas de conservación y gobernanza en diversas regiones de México, los problemas derivados de la explotación de recursos naturales continúan siendo una fuente importante de ingobernabilidad en varias zonas del país. Recientemente, instancias federales, como la Profepa, han actualizado su diagnóstico sobre los municipios en riesgo, destacando 36 en 10 estados, incluido Morelos, que siguen enfrentando desafíos relacionados con la violencia, la marginación y la presión sobre los recursos naturales.
A lo largo de los últimos 20 años, las disputas por la tierra, la explotación ilegal de recursos forestales y la marginación en comunidades rurales han seguido alimentando conflictos en ciertas regiones. En el caso de Morelos, si bien el panorama ha mejorado en términos de políticas públicas y presencia de autoridades locales, aún persisten tensiones en áreas como Huitzilac y la Sierra de Zempoala, donde la deforestación y los enfrentamientos por el control de territorios naturales continúan siendo un reto para las autoridades estatales y federales. El colmo es que el tramo de las carreteras federal y la autopista CDMX-Cuernavaca correspondiente a la zona de influencia de dicho municipio, exhibe graves índices delincuenciales.
El Estado de Morelos ha sido históricamente vulnerable a los efectos de la violencia y la ingobernabilidad. Particularmente, debido a su proximidad a los centros de poder político y económico de la Ciudad de México, se facilita el tráfico de recursos ilegales como madera y minerales. A pesar de los esfuerzos para fortalecer la seguridad y la gobernanza, el narcotráfico y el crimen organizado siguen siendo actores relevantes en la región, especialmente en los límites con Guerrero y Puebla. Las autoridades locales han señalado la creciente presencia de grupos criminales vinculados a la tala ilegal y el tráfico de drogas, lo que contribuye a la falta de control en ciertas zonas rurales.
La situación en otros estados sigue siendo preocupante. Oaxaca, Guerrero y Michoacán, al igual que Chihuahua y Veracruz, continúan siendo puntos críticos, con un alto nivel de violencia relacionada con el narcotráfico y el control de los recursos naturales. Los conflictos agrarios siguen siendo una constante, particularmente en las zonas indígenas, donde las comunidades enfrentan problemas derivados de la falta de acceso a la tierra y el control sobre los recursos naturales. En Morelos, la presencia de comunidades indígenas, aunque menos extensa que en otros estados, sigue siendo un factor relevante en la dinámica de los conflictos, ya que estas comunidades a menudo enfrentan desafíos relacionados con la defensa de su territorio y la gestión ambiental.
En términos de pobreza y marginación, Morelos comparte características con otros estados del sur y sureste del país, donde la pobreza extrema y la falta de infraestructura adecuada han sido factores que agravan los problemas de gobernabilidad. El 90 por ciento de las zonas forestales de la entidad están localizadas en áreas de alta vulnerabilidad social, lo que las hace propensas a la explotación ilegal y al despojo de tierras. Los informes más recientes indican que la situación ha empeorado en áreas alejadas de la capital del estado, donde las autoridades enfrentan dificultades para garantizar la seguridad y el acceso a servicios básicos.
Uno de los factores más preocupantes en Morelos es la falta de recursos y la colusión entre autoridades locales y grupos del crimen organizado, lo que permite que los conflictos se perpetúen sin una respuesta efectiva. A pesar de los esfuerzos por parte de la Profepa y otras instituciones gubernamentales para regular el manejo de los recursos naturales y proteger las áreas forestales, la falta de presencia del Estado en algunas de las regiones más remotas sigue siendo un obstáculo clave. Las estrategias de conservación, que en teoría deberían haber mejorado la situación, no han logrado frenar de manera efectiva la deforestación, que sigue siendo uno de los principales motores de la violencia en estas zonas.
Hoy en día, las iniciativas para mejorar la gobernabilidad y fortalecer la seguridad en Morelos han ganado relevancia a través de programas de reforestación, desarrollo económico y fortalecimiento de la seguridad pública. Sin embargo, los expertos coinciden en que la mejora de la situación dependerá en gran medida de una coordinación más eficaz entre el gobierno federal, los gobiernos estatales y las comunidades locales. El enfoque debe ser integral, no solo abarcando la protección de los recursos naturales, sino también abordando la pobreza estructural y la falta de oportunidades en las zonas rurales, donde la violencia y el despojo de tierras continúan siendo una amenaza constante.
En resumen, a más de dos décadas de la primera alerta (Profepa, 7 de enero de 2003) sobre los focos rojos de ingobernabilidad en Morelos y otras regiones del país, los problemas derivados de la explotación de recursos naturales, los conflictos agrarios y la violencia continúan siendo una realidad que necesita ser enfrentada con una estrategia multisectorial. La situación de ingobernabilidad sigue siendo una preocupación central, y aunque se han logrado avances en algunas áreas, los retos son aún grandes, particularmente en las zonas rurales donde la presencia del Estado sigue siendo insuficiente.