Jiutepec: entre la promesa de seguridad y la realidad de la violencia
LA CRÓNICA DE MORELOS. Jueves 24 de mayo de 2025.
En Jiutepec, Morelos, la inseguridad se convirtió en un tema central que define la percepción de sus habitantes. A pesar de los esfuerzos del alcalde Eder Rodríguez Casillas por proyectar una imagen de éxito en su gestión, la realidad parece contradecir sus afirmaciones.
Mientras el edil asegura ser el presidente municipal mejor evaluado de Morelos, según un estudio de Consulta Mitofsky citado por medios locales (entre ellos LA CRÓNICA DE MORELOS), una encuesta nacional de la misma casa encuestadora lo ubica en el lugar 133 de 150 alcaldes evaluados, con una aprobación de apenas el 39.3 por ciento y una desaprobación del 60.7 por ciento. Esta discrepancia plantea interrogantes sobre la efectividad de las políticas públicas en un municipio donde los delitos de alto impacto, como homicidios, robos y extorsiones, siguen marcando la vida cotidiana.
Jiutepec, parte de la zona metropolitana de Cuernavaca, ha sido identificado como uno de los cinco municipios más violentos de Morelos, junto con Cuernavaca, Temixco, Emiliano Zapata y Cuautla. Según el Semáforo Delictivo de 2023, Jiutepec registró luz roja en seis de los 11 delitos evaluados, incluyendo homicidio, secuestro, extorsión, robo a vehículo, violación y violencia familiar. El escenario sigue siendo el mismo.
La cercanía con la capital del estado y la presencia de grupos delictivos que disputan el control territorial han intensificado la percepción de inseguridad. En 2020, el 37.6 por ciento de la población de Morelos vivía en pobreza moderada y el 5.08 por ciento en pobreza extrema, condiciones que, combinadas con la desigualdad social, alimentan lo que los expertos denominan una “zona criminógena”.
Una zona criminógena se define como un área geográfica donde las condiciones socioeconómicas, como la pobreza, la falta de oportunidades, el desempleo y la desigualdad, se combinan con factores como la impunidad, la corrupción y la presencia de grupos criminales, generando un entorno propicio para la delincuencia. Jiutepec encaja en esta descripción debido a su alta incidencia delictiva y los desafíos estructurales que enfrenta.
La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI (marzo-junio de 2025) reportó que el 83.6 por ciento de los habitantes de la zona metropolitana de Cuernavaca, que incluye Jiutepec, temen ser víctimas de un delito. Además, el 40.9 por ciento de los hogares en esta área reportaron al menos un integrante víctima de robo, extorsión o fraude, lo que refleja la magnitud del problema.
A pesar de estos datos, Eder Rodríguez ha destacado iniciativas para mejorar la seguridad, como el fortalecimiento de las corporaciones policiacas y la coordinación con fuerzas estatales y federales a través de la Mesa Regional de Seguridad. En un mensaje reciente, el alcalde reafirmó su compromiso con reducir los índices delictivos, destacando operativos que han resultado en detenciones y aseguramientos de armas y drogas en el municipio. Sin embargo, incidentes como el despido del secretario de Seguridad Pública, Marco Antonio Lara Olmos, por reprobar exámenes de control y confianza, y reportes de agresiones y robos recientes en Jiutepec, sugieren que los avances son limitados y la confianza ciudadana sigue erosionada.
La percepción ciudadana, según la encuesta de Mitofsky, refleja un desencanto progresivo con la gestión de Rodríguez Casillas. Aunque en enero-febrero de 2025 su aprobación era del 40.7 por ciento, para el bimestre mayo-junio cayó al 39.3 por ciento, posicionándolo entre los 26 alcaldes peor evaluados del país. Por contraste, medios locales han reportado que el edil se jacta de logros en la rehabilitación de espacios públicos, como el boulevard Cuauhnáhuac y parques, que habrían mejorado la calidad de vida. Sin embargo, para muchos habitantes, estas mejoras palidecen frente a la urgencia de resolver la inseguridad, que sigue siendo la principal preocupación en un municipio donde la violencia no da tregua.
El desafío para Eder Rodríguez es claro: con más de dos años de gestión por delante, debe demostrar que puede revertir la tendencia de inseguridad y recuperar la confianza ciudadana. Jiutepec, como zona criminógena, requiere estrategias integrales que aborden no solo la respuesta policial, sino también las raíces sociales de la delincuencia, como la pobreza y la falta de oportunidades. Mientras las encuestas reflejan una ciudadanía crítica y los delitos persisten, el discurso optimista del alcalde enfrenta el reto de traducirse en resultados tangibles para un municipio que anhela paz y seguridad.