LA CHUNGA DEL TSJ: MAGISTRADOS SE ENCAMINAN HACIA LA IGNOMINIA
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 26 de mayo de 2025
El Tribunal Superior de Justicia de Morelos (TSJ) se convirtió en un circo donde los magistrados, lejos de impartir justicia, protagonizan un espectáculo de ausencias, caprichos y pugnas de poder que avergüenzan al estado. Este domingo, solo 13 de los 22 magistrados se dignaron a presentarse a la sesión para elegir al nuevo presidente del TSJ, posponiendo una vez más la decisión hasta el lunes. Esta falta de quórum no es un hecho aislado, sino una burla recurrente que refleja la descomposición interna del Poder Judicial. Como dirían en mi barrio, esto no es más que “chunga”: una farsa descarada que pone en evidencia la incapacidad de los magistrados para anteponer el interés público a sus rencillas personales.
El Pleno del TSJ está fracturado en dos bandos claros, cuya rivalidad se remonta a años de acusaciones, traiciones e incluso episodios de violencia física, como aquel bochornoso incidente de 2013 donde el magistrado Miguel Ángel Falcón Vega agredió a un colega. Hoy, la división persiste entre los leales al expresidente Luis Jorge Gamboa Olea, conocido por su gestión ostentosa y autoritaria, y un grupo opositor que logró destituirlo el 19 de marzo de 2025 tras una sesión accidentada. Los “Gamboas”, como se les llama en redes, suman 11 magistrados y parecen boicotear las sesiones con ausencias estratégicas, mientras que los 11 opositores, liderados por figuras como Juan Emilio Elizalde, intentan consolidar su control. Esta guerra de egos paralizó al TSJ, dejando la justicia en Morelos en un limbo vergonzoso.
La terna enviada al Congreso para elegir al nuevo presidente —integrada por Nancy Giovanna Montero Mercado, María del Carmen Aquino Celis y Javier Mújica Díaz— es un reflejo de esta fractura. Montero Mercado pertenece al bloque opositor a Gamboa, mientras que Aquino Celis y Mújica Díaz son vistos como cercanos al expresidente. La falta de consenso es evidente: en la primera ronda de votación, Montero obtuvo 12 votos, Mújica 9 y hubo una abstención, sin alcanzar la mayoría calificada. La terna, validada por el Congreso con 20 votos, regresó al TSJ, pero las ausencias de los magistrados ha impedido avanzar. Los perfiles de los ternados, cuestionados por su mediocridad y nexos políticos, no inspiran confianza para liderar un Poder Judicial en crisis.
Detrás de este entramado, las manos que mueven los hilos son claras. Por un lado, Gamboa Olea, cuya gestión estuvo marcada por excesos como banquetes en jardines exclusivos y doctorados honoris causa de dudosa procedencia, sigue ejerciendo influencia a través de sus aliados. Por el otro, magistrados como Elizalde, decano y presidente interino, buscan capitalizar el descontento para consolidar su liderazgo, aunque su grupo no ha demostrado mayor cohesión. Las acusaciones de corrupción, liberación de delincuentes y tráfico de influencias flotan sobre ambos bandos, sin que nadie haya presentado pruebas contundentes. Organizaciones como México Evalúa han señalado el deterioro del sistema judicial en Morelos, pero los magistrados parecen más interesados en sus vendettas que en restaurar la confianza ciudadana.
El pueblo de Morelos no merece este espectáculo de impunidad y desdén. La justicia, que debería ser un pilar de la sociedad, está secuestrada por un grupo de magistrados que actúan como caciques en un feudo. La sesión pospuesta al lunes es solo el último capítulo de una saga que lleva años pudriendo al TSJ. Si los magistrados no pueden ponerse de acuerdo ni siquiera para asistir a una sesión, ¿cómo esperamos que impartan justicia? Es hora de que el Congreso ejerza su autoridad y, de ser necesario, rechace ternas mediocres y exija perfiles que verdaderamente representen un cambio. Porque, como dice el dicho del barrio, ya basta de tanta “chunga” en el Poder Judicial.
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