LA CRISIS SILENCIOSA QUE DESANGRA A CUERNAVACA: EL DÉFICIT POLICIAL QUE NO PODEMOS IGNORAR
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Miércoles 10 de diciembre de 2025
La declaración vertida este martes por el capitán retirado Guillermo García Delgado, titular de la SEPRAC en Cuernavaca, pinta un panorama desolador que confirma lo que muchos ciudadanos ya intuíamos: la capital de Morelos opera con un déficit alarmante de personal en sus fuerzas de seguridad y emergencia.
Con al menos 300 elementos faltantes en prevención del delito, 200 en bomberos y hasta 200 en protección civil, no es exagerado decir que estamos ante una crisis estructural que se arrastra desde hace 15 años.
Este vacío humano no solo limita la capacidad operativa, sino que expone a la población a riesgos cotidianos, convirtiendo a Cuernavaca en una ciudad vulnerable donde la seguridad es más un deseo que una realidad.
Uno de los problemas más evidentes derivados de este déficit es la ausencia total de patrullaje, sobre todo nocturno. Las calles de Cuernavaca, que deberían estar vigiladas durante las horas de mayor riesgo, se convierten en territorios sin ley una vez que cae la noche.
Sin suficientes policías, las rondas preventivas son un lujo imposible, lo que facilita el aumento de robos, asaltos y otras actividades delictivas. Los esfuerzos actuales, como la incorporación de apenas 11 nuevos graduados o un reclutamiento masivo prometido, suenan a parches temporales que no resuelven el fondo del problema, heredado de administraciones anteriores pero no excusable en la actual.
Igualmente preocupante es la tardía presencia de los primeros respondientes ante hechos de violencia. En una ciudad donde los incidentes armados y las emergencias son frecuentes, la demora en la llegada de policías o bomberos puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
García Delgado admite que el “factor humano” nos tiene “limitados”, pero esto se traduce en escenas trágicas: víctimas que esperan minutos eternos por ayuda, mientras el caos se apodera de las calles.
El apoyo federal mencionado por García Delgado es bienvenido, pero sin un aumento sustancial en el personal, sigue siendo insuficiente para cubrir una urbe en crecimiento como Cuernavaca.
Esta situación no es un accidente aislado, sino el resultado de una negligencia acumulada. Desde hace una década y media, el número de elementos se mantiene estancado, mientras la población y los desafíos crecen.
Las promesas de aumentos salariales para atraer reclutas son un paso en la dirección correcta, pero ¿dónde está el presupuesto real y la estrategia a largo plazo? Administraciones pasadas cargan con la mayor responsabilidad, pero la actual, que llegó en febrero, debe acelerar soluciones más allá de lo “mínimo adecuado”. Ignorar esto es condenar a los morelenses a una inseguridad perpetua.
Es hora de exigir acciones concretas: inversión inmediata en reclutamiento, capacitación y equipamiento, junto con una auditoría independiente para transparentar el uso de recursos. Cuernavaca merece una seguridad digna, no excusas heredadas. Si no actuamos ahora, el déficit policial no solo explicará los problemas actuales, sino que augurará un futuro aún más sombrío para nuestra capital. La voz de García Delgado debe ser un llamado a la acción, no solo un diagnóstico resignado.
