LA FALACIA DEL PAÍS MÁS DEMOCRÁTICO DEL MUNDO
PERSPECTIVA
Por Marcos Pineda Godoy
Martes 3 de junio de 2025
El régimen se quedó muy lejos de lograr la meta del 20% de participación ciudadana en la elección judicial del pasado domingo. Al margen de los discursos oficialistas y de los opositores al régimen, hay datos duros, hechos, que ponen en duda la certeza, la confiabilidad y la efectividad en la reforma aprobada, bajo la idea de acabar con la corrupción y el nepotismo dentro del Poder Judicial Federal.
A la hora de escribir estas líneas se cuenta con el cómputo del 87% de los votos emitidos para elegir a ministras y ministros, arrojando un 12% de participación ciudadana y de 5% hacia abajo para quienes ocuparán alguna de las magistraturas en juego. En otras palabras, el próximo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación habrá sido electo por alrededor de 5 millones de personas de los 100 millones que podrían haber votado, pero prefirieron no hacerlo o anular su voto.
Y ahí es donde habrá otro resultado nada favorable para calificar al proceso electoral como todo un éxito, una maravilla, y, la falacia, de México como el país más democrático del mundo. Los votos anulados. Del 12 por ciento de participación, en el caso de la elección de ministros, habrá que descontar por ahí de un cuatro o cinco por ciento de votos anulados, lo que dejará como saldo una participación efectiva del 7 u 8 por ciento, de votos válidos para contabilizarse.
Más allá del ataque al orgullo de haber resultado un fiasco la elección, el régimen debería estar preocupado por la calidad del proceso electoral. La cantidad de electores que acuden a las urnas es solamente uno de los factores que sirven para evaluar la calidad de un ejercicio democrático. En ello, la integridad electoral, con sus elementos sobre la existencia de reglas claras, la igualdad de condiciones para ejercer el voto, la trasparencia y la rendición de cuentas, un entorno seguro y libre de presiones para influir en la decisión de los votantes y demás, deben y serán motivo de análisis para los especialistas en Ciencia Política, independientemente de las posiciones que adopten los representantes de los partidos políticos o los funcionarios públicos actuales.
Tras la evaluación seria y responsable del proceso en su conjunto, desde su ideación como propuesta de reforma constitucional hasta la conclusión y validación de los resultados finales, no se aprecian elementos que permitan sostener, con un mínimo de veracidad, que la elección fue un éxito.
De dientes para afuera, podrán sostener que sí lo fue, por el hecho histórico de haber puesto a elección popular los cargos de la Corte, dejando de considerar todo lo demás. Y, ni con mucho, eso puede servir de alivio.
Y PARA INICIADOS:
Además de la elección judicial hubo elecciones municipales en Durango y Veracruz. Nos cuentan que en Morena habrá fuertes reclamos para quienes se vendieron como expertos operadores electorales, a quienes confiaron las estructuras y los recursos, pero dieron tristes resultados. ¿Será que se las perdonen y los sigamos viendo en los siguientes procesos electorales?
La información es PODER!!!