LA FALTA DE PREPARATORIAS Y EL CRIMEN
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 27 de noviembre de 2023
¿Cuáles son las condiciones criminógenas de Cuernavaca y su zona metropolitana, así como los factores que inducen a adolescentes, casi niños, para su reclutamiento en las filas del crimen organizado?
A reserva de lo que opinen las autoridades de los tres órdenes de gobierno, la problemática es perceptible en muchas colonias de Cuernavaca, Temixco, Jiutepec, Emiliano Zapata y Xochitepec, que están sirviendo para el anidamiento de grupos criminales. Ni qué decir con respecto a otros municipios morelenses.
En Cuernavaca, según estudios de la Comisión Estatal de Seguridad, son 10 las colonias prioritarias para darles atención mediante rigurosas estrategias de seguridad. Son las siguientes: Lagunilla, Santa María Ahuacatitlán, Rancho Cortés, Alta Vista, Chamilpa, Lázaro Cárdenas, Villa Santiago, Lomas de Chamilpa y Primero de Mayo.
Si algo caracteriza a esos grandes asentamientos humanos es la ausencia de oportunidades educativas, culturales y de sana recreación, lo cual sirve como caldo de cultivo para el surgimiento de pandillas a la postre utilizadas por el crimen organizado. Y he aquí un factor de gran relevancia: existe una relación directa de las zonas donde delinquen menores de edad y las áreas en que se ubican las pandillas, con puntos específicos en que, entre otros graves rezagos, no hay escuelas preparatorias.
Además, se agrega la alta relación de regiones críticas de delincuencia juvenil con la falta de equipamiento e infraestructura urbana. Aquí es importante recordar que el promedio de edad del delincuente juvenil es de 16 años, la edad en que deberían estar estudiando en el nivel medio superior. Pero no sólo es la falta de escuelas, sino también de oportunidades para disponer de instalaciones recreativas. En tal sentido es evidente la falta de parques o áreas verdes, estadios, cines, dependencias, bibliotecas, hospitales. Y estos déficits coinciden con las regiones críticas donde se propician o generan las condiciones urbanas que conducen a que los jóvenes delincan.
Frente a estos factores que propician inseguridad, poco consigue el sistema policial conocido como Mando Coordinado de Policía Morelos, ni tampoco la Guardia Nacional, que brilla por su ausencia y sobre la cual ya no deben fincar sus esperanzas las autoridades de Morelos en materia de seguridad, pues solo es un complemento en las estrategias locales. Casi siempre, la GN llega tarde a los hechos delictivos y sus elementos se limitan a custodiar las escenas del crimen e inclusive a dirigir el tránsito de vehículos.
Los gobernantes, en cualquier región de México, siguen con “disparos a la oscuridad”, sin atacar los factores sociales como la desigualdad y la exclusión. Falta la consolidación de estrategias de prevención mediante la coordinación de los Ejecutivos estatales con todos, absolutamente todos los ayuntamientos, a fin de vincularse con los cuerpos edilicios y lograr un trabajo multifocal. Este vacío es aprovechado por el crimen organizado para anidar en diversas regiones morelenses.
Conclusión: la acción de todas las corporaciones policíacas debería ser complementada e inclusive soportada por la operación simultánea de todo el sector público, a fin de combatir las desigualdades sociales. Cuando hablo de todo el sector público me estoy refiriendo a los tres órdenes de gobierno, federal, estatal y municipal. Asimismo, las organizaciones civiles con probado efecto multiplicador también deben ser incorporadas.